28.8.11

¿Qué crisis tenemos en España? ¿la económica es la más grave?

Poco después de comenzar la crisis, una papelería a la que solía entrar a comprar cerró. El resto de locales vecinos están abiertos, pero este lleva ya unos dos años totalmente cerrado a cal y canto. Nadie quiere alquilar el local porque no tendría mucho futuro en plena crisis, debe ser el miedo a lo que no sabemos si vendrá pero todavía.
Así que, a modo de coña con los amigos, dedujimos que la crisis acabaría cuando el local abriese por fin.
Se que la simplificación de un problema macroeconómico a la realidad microeconómica de un local se tuerce absurda, pero será divertido ver cuando abre y en qué momento de la crisis nos encontramos cuando abra.

Pero la pregunta que quiero plantear es seria.
Mis antiguos profesores ya me avisaron de que al ser economista tendrías que preparar cortas respuestas para los familiares que, intentando fastidiarte, te preguntarían sobre la crisis.
Y yo siempre me salía por la tangente. 
¿Qué crisis?
Tenemos la crisis del crecimiento.
La triste crisis del empleo en todas sus variables.
La de la deuda pública y la de la deuda privada.
Sí, todas se unen y entrelazan  pero siguen tempos algo diferentes.

No en vano, la economía ya está creciendo, tanto en términos intertrimestrales como interanuales, pero creo que no me equivocaré si digo que a la crisis como tal le queda todavía mucho tiempo hasta desaparecer.
El empleo aumentará cuando la producción aumente por encima del 2% del PIB (teóricamente por el crecimiento de la productividad, que de media en nuestro caso es de 1,9% más o menos). Así que a la crisis del empleo aun le falta algo. ¿Y la demanda interna?
Nos falta mucho para ser un país como Japón en lo negativo, pero para ser un país estancado y en donde la demanda interna se vaya al traste y el poco crecimiento se fundamente en las exportaciones, no nos queda mucho.
Por otro lado Paul Krugman sacó el otro día un gráfico en su blog: el gráfico entre el ratio de la economía real y la potencial.
Si el ratio es 1, significa que la producción que se ha realizado es igual a la máxima producción que se podría hacer sin desequilibrar la economía (sin inflación, por ejemplo, o con muy poca).  Si es mayor que 1 significa que estamos en fase expansiva, y si estamos por debajo en fase recesiva, produciendo menos de lo que podríamos.

Aquí está el gráfico en el caso español, desde 1979 hasta 2011 (este último como una previsión):
Ratio entre producción real y potencial.

La verdad es que no sé como hacen el cálculo de la producción potencial, pero viviendo de la OCDE pues me la voy a tomar como algo serio y con sentido económico.
Como vemos, antes de la crisis estábamos cerca del 1 (casi parece un milagro por que la economía española da más bandazos que otra cosa). La caída tan brutal es la crisis actual. Podemos ver como esta crisis es más profunda que la de principio de los 90, y esperemos que la recuperación sea igual de increíble.
El caso es que, ya por añadir, otra forma de establecer el fin de la crisis será cuando la economía vuelva a estar nivelada con su nivel potencial. Es decir, cuando utilicemos todos nuestros recursos (lo cual implica bajar el empleo a marchas forzadas).
Y aun así, los estragos de la crisis no se habrán recuperado del todo. Desempleados de largo plazo, problemas estructurales sin resolver… Vamos, que no sabemos cuando saldremos de la crisis, y aun cuando lo hagamos por uno u otro indicativo siempre podremos dudar de ello, hasta llegar a una tautología absurda: Dejaremos de estar en fase recesiva cuando estemos en fase expansiva. Y me quedo tan pancho.

26.8.11

¿Se puede activar la economía, aumentando el gasto público?

Mientras unos critican el gasto público por generar un efecto de crowding out en la inversión privada, asistimos a como esta inversión —a veces— se centra en los aspectos más improductivos de la economía, y esta transfusión de dinero público directo a bienes como el oro y las materias primas, han empezado a elevar sus precios de forma totalmente especulativa y perjudicial para los países que, en el caso de la alimentación, están mucho menos desarrollados. A la hora de hacer gasto público hay, posiblemente, tres formas que puedan describir exactamente las posibilidades que se tienen dentro de un marco económico realista.

Primer caso: Cavar agujeros para taparlos.

En primer lugar tenemos el más improductivo de todos, el ejemplo que se utiliza a diario para desprestigiar la idea del keynesianismo, a la que le doy vueltas y vueltas y cada vez le veo menos sentido: Cavar agujeros para después taparlos. La idea es la siguiente, en crisis el empleo baja, por lo que una posible idea sería que el sector público contratara empleados para que hicieran agujeros y luego los taparan. Algo totalmente improductivo, cuyo único sentido es hacer que el dinero, en vez de estancarse, siga fluyendo por la economía.
Sí, seguiría fluyendo. Yo en vez de guardar 500 euros en el banco, que irían destinados a cualquier tipo de inversión improductiva, se los tendría que dar al estado para mantener el empleo de otra persona. A su vez esta persona tendría 500 euros más de lo que tendría si estuviera desempleada y por tanto podrá comprarme a mi el producto que yo venda. Todo, claro, a nivel agregado. Todo esto hasta que los niveles de confianza vuelvan a subir y la gente decida gastar de nuevo de forma privada y mantener los empleos por si solos.
El problema es que el dinero en vez de estar dando una rentabilidad (via ahorro) o proveyendo de un mayor bienestar estaría siendo gastado en elementos aun menos productivos. Además, los 500 euros que recibe el obrero también va a querer ahorrarlos (¿Por qué va a ser diferente?) y el estado también tendrá que grabárselos para seguir haciendo circular la economía. AL final, es como tener a un muerto en coma vivo a través de una máquina. Sí está vivo, pero en cuanto la quites el corazón deja de latir (es un ejemplo extremo porque ninguna economía “muere”, pero creo que se entiende).
Puesto que todo lo que suena a comunismo nos entra por una oreja y nos hace explotar la otra, parece que lo único que tendemos que puede hacer el estado es contratar a obreros para que mejoren la ciudad, quitar y poner aceras, crear servicios no demandados, etc. La actividad productiva está, en general, en manos privadas, y hacerse con ello es, por tanto, difícil. El ejemplo de los agujeros sigue siendo, por tanto, tanto en teoría como en la práctica, lo más utilizado (aunque de muchas maneras).

Segundo caso: Finalidad de gran escala.

En segundo lugar tenemos la persecución de un bien común. En la crisis de los 30 fue la segunda guerra mundial. Hace unos días Krugman hablaba de creernos una invasión extraterrestre. En este caso el sector público incide en la producción privada (en el caso de los años 30 incidiendo en la inversión armamentística, proyectos
de investigación y desarrollo, no debemos olvidar que, lamentablemente, muchos de los progresos en la práctica científica, al menos en esos años, se hicieron por motivaciones bélicas. En este caso se mantienen vivas a las industrias privadas, se justifica el gasto público y, para cuando se ha resuelto el conflicto la confianza económica vuelve a ser positiva. El problema: obviamente es necesario un acontecimiento de una importancia tal que lo justifique. No es, por tanto, algo con lo que contar, sino más una curiosidad de gran calado.

Tercer caso: Inversiones productivas.

En tercer lugar, tenemos lo que sería más sensato. Llevar a cabo por el estado las inversiones productivas que el sector privado no va a hacer en el momento. Al no ser un gasto, sino una inversión, la posible futura rentabilidad, siempre que sea superior al interés que se deba pagar en el endeudamiento público justificaría por si sola la actuación. Al ser una inversión de proyección futura, el empleo generado tendría un impacto no solo momentáneo, sino permanente. Se pueden incidir en sectores clave para su futuro desarrollo privado (de hecho está demostrado que las ayudas concretas generan un mayor crecimiento que las genéricas, el único problema es, justamente ese, que no son genéricas y por tanto siempre que hablamos de lo “social” puede generar inconformismo por parte de los otros sectores). Se pueden emplear medidas públicas, o de financiación conjunta con la privada, manteniendo la industria lo mejor posible.
Es decir, a la hora de buscar la alternativa, el sector público se debe encargar de: (I) mantener en todo lo posible la actividad económica a lo largo de la crisis, (II) de forma sostenible tanto en el corto como en el largo plazo, y (III) en sectores que tengan futuro y sean demandados por la sociedad.
De nuevo. Creo que hay un punto de vista, y lo comentaba hace poco en la entrada sobre Keynes y Hayek, que todo el mundo, sociedad y sector empresarial, debería tener muy en cuenta, muy defendida por la escuela austríaca, y es que las crisis hay que sufrirlas. El sector público, creo (bajo mi punto de vista y mi experiencia histórica estudiada), puede ayudar a que la caída sea lo menor posible, la transición entre los diferentes estados económicos sea lo más suave posible e intentar que no se generes heterogeneidades importantes (que afecte de manera importante e incorregible a sectores de la población, por edades, educación, etc). Sin embargo, estamos hablando de una ayuda. Nada más. Creo que el símil más correcta sería, en el plano médico, como coger una gripe. Sí, el médico te puede ayudar, te puede recetar pastillas y te aliviará en parte los síntomas, pero un par de días en cama no te los quita nadie. El sector público puede ayudar en las crisis, pero la crisis está por algo que no se puede corregir del día a la mañana, y ni existen varitas mágicas ni, muy probablemente, existirán.

Contrato temporal hasta los 33 años (rectifica y será hasta los 30) y con 480 euros brutos al mes

El Gobierno de España está hundido y no sabe por donde sacar la cabeza para respirar un poco. Sueña con que pase septiembre e irse a su casa a ducharse definitivamente.
Ahora quiere instaurar los contratos temporales hasta los 33 años de edad con un sueldo de 480 euros brutos al mes. No es broma, se lo aseguro, aunque luego avisa que será solo hasta los 30 años, que ya está bien.

Ni qué decir tiene, que los jóvenes más preparados están comprándose planos de las grandes ciudades europeas para escapar de este santo país que los acogió al nacimiento y les educó y formó con el dinero de todos.
Simplemente los mejores jóvenes se nos irán a trabajar a otros mercados. España se quedará con unos sueldos de 480 euros brutos hasta los 33 años de edad, pero sin posibilidad de emancipación y sin progreso laboral lógico, pues los jóvenes no creerán en la empresas que les paguen tan amplios sueldos.

En mi época se empezaba a trabajar con 14 años, con un contrato de aprendices de bajo costo. Pero a los 18 años era obligado ser como mínimo peón y cobrar el salario mínimo profesional. De esto han pasado 40 años. 
Como se puede ver, hemos avanzado mucho. Pero hacia atrás.

20.8.11

Hayek Vs Keynes: segunda parte sobre la escuela austriaca de economía

Lo cierto es que si no llega a ser por un compañero, autodefinido él mismo como austríaco, no habría llegado a saber tanto de esta escuela económica. Posiblemente, aun siendo la más asignada en gran parte de los círculos económicos (al menos sí muchas de sus ideas), en el plano educativo de la economía básica, la escuela austríaca así como Hayek o Mises son unos granes olvidados.

Hay una razón para ello, aunque para mi es incorrecta. Y es que su escuela es heterodoxa, es decir no se ajusta al canon del resto de escuelas económicas, que basan su idea y conocimiento en modelos.


Todo el argumento austríaco es discursivo, no creen en modelos económicos, y se distancian mucho de estudios econométricos/estadísticos (lo cual no quiere decir que no los hagan o usen, pero si son muy críticos con estos).

El argumento clave de esta escuela es básicamente la opuesta al keynesianismo o al monetarismo, pues dicen que la mejor aportación al sistema económico que se puede hacer desde instancias superiores (sector público o bancos centrales) es no hacer nada.

Su argumento se basa bastante en la toma de decisiones de los individuos y los precios relativos, en la posición del ahorro frente a la inversión y a mantener la economía bajo una libertad estricta que permita a los individuos poder tomar las mejores decisiones, sabiendo el precio real de todo producto. Cualquier actuación pública hace variar los precios relativos y eso acaba fastidiando todo el sistema (ahorro, inversión, consumo).

Con tipos de interés bajos las inversiones se hacen muy rentables lo cual, bajo nuestro sistema financiero, permite una sobreinversión en sectores que pueden crear burbujas, endeudamiento y en última instancia crisis.

Lo cierto es que, como explicaba el artículo que describía ayer, la escuela kaynesiana y austríaca no se diferencian tanto en sus raíces. Podemos hablar de ellas como los típicos hermanos cabreados que jamás llegarán a hablarse.

Las dos parten de la tradición "Milliana" de la economía, la cual, en oposición al empirismo predictivo, basaba la validación de la teoría en la validez de los primeros argumentos de los que deducían la teoría (las premisas) y no en una validación posterior a partir de estudios que refutaran la propia teoría.

La diferencia es que mientras el empirismo introspeccionista (línea keynesiana) basaba la validad de sus premisas por una evidencia empírica, aunque sea evidencias internas, la línea austríaca la basaba en hechos que, para ellos, eran innatamente verdad, los llamados “principios sintéticos a priori” que no necesitan ningún tipo de validación.

Por ejemplo, para los keynesianos es una premisa evidente el decir que una parte de lo que se gana como renta se dedica a consumir y otra a ahorrar. Esto es algo obvio que no necesita ningún tipo de estudio. A partir de aquí se pueden sacar generalizaciones a través de modelos económicos.

En la línea austríaca tendríamos por ejemplo: Toda acción viene motivada por algo, es decir, tiene un propósito. También algo evidente.

No, la diferencia no es grande, es simplemente un matiz. Y lo que verdaderamente separaría a las dos escuelas sería el modo normativo (como debe ser) de ver la economía.

En el modo positivo (es decir, en la explicación de lo que es y de cómo funciona la economía) la escuela austríaca tiene muchos aciertos. Sus libros discursivos y de ensayo (aunque no por ello es una lectura más fácil) son profundos y muy correctos.Su crítica a la agregación macroeconómica me parece razonable, su visión de un capital heterogeneo muy lógica, y la diferencia entre inversiones buenas y malas, aun con matices, correcta. Sin embargo bajo mi experiencia, llega un momento en el que intenta imponer tras páginas y páginas de lógica incorregible una conclusión que no lo es tanto, en un movimiento que se aleja de la neutralidad con la que intentan plagar el texto.

Keynes por su parte también hacía libros discursivos y era más parecido a la línea austríaca que a los economistas clásicos. Pero sus razonamientos se hicieron mucho más modelizables (gracias, sino me equivoco a Hicks).

Que hay un sobre endeudamiento en el sistema derivado de muchos años invirtiendo en la burbuja es algo que todos entienden. El cómo hemos llegado a ello, (con muchos matices) es algo que también suele concordar. El problema es que para los austríacos lo fundamental ahora es que el ahorro se vuelva a sobreponer sobre la inversión, que el endeudamiento se acabe y el sistema vuelva a ser tan perfecto como en su teoría debería ser. Mientras para los keynesianos ese incremento de ahorro ahora nos llevaría de forma agregada a una crisis aun mayor por lo que hay que hacer es justamente lo contrario, impulsar el consumo.

Aparte de los muchos problemas que le veo a la escuela austríaca (y en este artículo solo hablo de sus  virtudes), hay un elemento que llegué a leer que terminó por decantarme por la escuela de Keynes. Y es que no creían en el comportamiento circular explosivo de la economía. El argumento de Keynes es que si ahora mismo aumento el ahorro, esto llevará a un descenso en el consumo, lo cual hace que se venda menos, lo cual implica que más empresas tienen que cerrar o despedir a gente, con lo que mucha gente se va al paro, y el ahorro, de forma agregada, baja (o mucha gente no puede hacer frente a su endeudamiento)

Los austríacos no creen en esta serie de movimientos de aglomeración explosiva (no digo todos, pero lo llegué a leer como argumento principal), mientras que yo los considero básicos.

Mientras los austríacos consideran que se debe perseguir siempre el estado de libertad y competencia perfecta, aunque para ello tenga que bajar la producción un 10% de golpe, aunque por el camino se pierdan empleos, los keynesianos consideran que el sistema está lleno de ineficiencias derivadas de desigualdades iniciales, imperfecta información (imperfecta y desigual), poder de mercado (es decir, ya de base no creen en la competencia perfecta derivada de la simple libertad individual), y prefieren disminuir el endeudamiento a largo plazo, aludiendo a que, la mejor forma de pagar tu endeudamiento es tener un ahorro con la que poder hacerlo.

Podriamos tener a Hayek como el polí malo de la película: Si quieres invertir, primero ahorra. Si hay crisis no hay varitas mágicas que solucionen nada. Los atajos pasan factura… Y a Keynes como el poli bueno: Yo te ayudo ahora pero luego tienes que valertelas por ti mismo. Sé que lo has hecho mal pero no te voy a dejar sin cenar. Lo cierto es que necesitamos de los dos. O al menos (y no estoy siendo tendencioso), las dos son formas diferentes de ser o educar, presentes aun hoy día y que van más allá de lo que a economía se refiere.

El estado de competencia perfecta de los austríacos no es el mismo que, por ejemplo la escuela de Chicago (para mi estos ya son simples irracionales y ciegos obtusos). Por decirlo de forma rápida. Para Keynes la presencia de los monopolios implica que hay un poder de mercado en manos de una empresa y que sería mejor regularla (como ya se hace). La escuela de Chicago diría que si hubiera verdadera libertad económica no habría monopolios (para mi esto es una tontería como u pico de grande). Para los austríacos (más conscientes de la realidad) la presencia de monopolios puede surgir en libertad económica pero para ellos no es ningún problema, ni implica ningún perjuicio para la sociedad. Para ellos, todo lo que se deriva de la libertad económica estará bien.

Por otro lado, la escuela austríaca tiene, a su vez, muchos seguidores y algunos muy diferentes. No me gusta mucho que se tome a Hayek y Mises como los líderes de la verdad absoluta e incluso hay gente dentro de la escuela que también lo crítica. Los keynesianos por su parte hace tiempo que se desligaron un poco de Keynes, de lo que solo se mantiene su “forma de ver” la economía.

En definitiva, tanto Keynes como Hayek, a menudo exponentes máximos de escuelas enfrentadas siguen hoy de actualidad, lo cual considero que es signo no ya de que ninguna escuela ha conseguido triunfar sobre la otra, sino de que muy posiblemente las dos puedan tener su trocito de razón. La reconciliación es imposible pues su forma de entender la política es diametralmente opuesta. Muchos blogs y académicos se pasan horas criticando al contrario. Solo hay que ver la cantidad de artículos que hay dedicados a difamar contra Krugman y sus ideas. Por eso creo que los que estamos en medio tenemos que ser lo suficientemente sensatos como para pasar por en medio, coger lo mejor de cada casa y salir pitando de allí. Aunque en mi caso, defensor del nuevo keynesianismo, coja más cosas de una que de otra ;) .

PD: Creo que ya los he recomendado alguna vez, pero es que ahora vienen perfectos. Los Rap’s de Keynes Vs Hayek. Una visión muy satírica y humorística de esta infinita batalla: Aquí la primera parte. Y aquí la segunda. Este último es mucho mejor, más diálogos y con un final tremendamente cierto.

Hayek Vs Keynes: primera parte

Entramos en fin de semana y por ello la productividad de la semana alcanza su punto más bajo antes de retomar el descanso semanal y recoger nuevas fuerzas. En vez de intentar contar con otras palabras lo que tan sencilla y perfectamente está explicado por el profesor Skidelky, os remito a su propio artículo, "Una nueva contienda entre Keynes y Hayek" donde se puede leer en castellano.

Os remito aquí un par de citas del mismo:

Sobre Hayek:

Su gran fortuna fue sobrevivir a Keynes por casi 50 años, y por tanto reclamar una victoria póstuma sobre un rival que lo había embestido intelectualmente cuando estaba vivo.
La eterna batalla.

Mientras que para Hayek la recuperación requiere la liquidación de las inversiones excesivas y un aumento del ahorro de los consumidores, para Keynes consiste en reducir la propensión al ahorro y aumentar el consumo a fin de mantener las expectativas de utilidades de las empresas. Hayek exige más austeridad mientras que Keynes exige más gasto.
Concluye:

16.8.11

Dejen de mimar a los super ricos; dice el millonario Warren E. Buffet

Muchas veces hay que esperar que personas de otro ámbitos hablen o escriban, para que el tema se tome en serio y no se vea parcial, subjetivo y aprovechado. Si yo digo que quiero una mayor presión fiscal para los que más ingresos tienen, estos pueden decir que soy un interesado que lo que quiere es robarles el percal. ¿Y si lo dice un multimillonario qué opinan los "otros" millonarios?

Warren E. Buffet escribió ayer un artículo en el New York Times que he querido traducir para el blog. Pido perdón porque la traducción puede no ser perfecta, pero al menos será mejor que la que puedan obtener mediante traductores automáticos.

Dejen de mimar a los super ricos.

Nuestros lideres han pedido que el sacrificio sea compartido. Pero cuando lo han pedido me han dejado de lado. He hablado con amigos míos, muy ricos, y aunque se esperaban cierto dolor, al final no se les ha tocado.

Mientras los pobres y la clase media luchaban por nosotros en Afganistán, y mientras la mayoría de los americanos luchaban para ganarse la vida, los mega ricos continuamos obteniendo extraordinarias ventajas fiscales. Algunos de nosotros somos inversores que ganamos billones por nuestro trabajo diario, y se nos permite clasificar nuestros ingresos como participación del beneficio, teniendo que pagar sólo el 15% (el impuesto por ganancias de capital). Otros poseen futuros bursátiles durante diez minutos y tienen el 60% de sus ganancias tasadas al 15% como si fueran inversores de largo plazo.

Estas y otras bendiciones nos caen del cielo gracias a los legisladores de Washington, que se sienten obligados a protegernos, como si fuéramos búhos, o alguna especia en peligro de extinción. La verdad es que es bueno tener amigos en las altas esferas.


El año pasado, los impuestos que tuve que pagar fueron de 6.938.744 dólares. Puede parecer mucho dinero, pero lo que pagué es solo el 17,4% de mis ingresos.

Si haces dinero con el dinero, como hacen mis amigos super ricos, el porcentaje será incluso más pequeño que el mio. Pero si lo ganas trabajando, el porcentaje seguro lo excede, y además por bastante.

Para entender porqué, tenemos que examinar las fuentes de los ingresos del gobierno. El año pasado, el 80% de estos ingresos provinieron de los impuestos sobre la renta y de nómina. Los mega ricos pagaron impuestos a una tasa del 15% en la mayoría de sus ganancias, pero prácticamente nada por sus nóminas. La historia es muy diferente para las clases medias, pues pagan un mayor impuesto marginal y medio.

Atrás, en los años 80 y 90, los impuestos para los ricos eran mayores. Mi porcentaje estaba próximo a ser la mitad. Y según algunas teorías económicas debería haber rehusado a seguir invirtiendo por los impuestos tan elevados que grababan mis ganancias y mis dividendos.

Sin embargo, no dejé de invertir, ni lo hicieron los demás. He trabajado con inversores durante 60 años y aun no he visto a ninguno, ni siquiera cuando la tasa era próxima al 40% en los 70, que se echara atrás y no invirtiera por el impuesto sobre el posible beneficio. La gente invierte para hacer dinero, y los impuestos potenciales nunca me han asustado. Y para aquellos que argumentan que impuestos más altos dañarían la creación de empleo, debería decirles que se crearon de forma neta 40 millones de empleos entre 1980 y 2000. Desde entonces no ha habido más que recortes en los impuestos y una menor creación de puestos de trabajo.

Desde 1992, el IRS ha compilado datos de los 400 americanos que reportaban el mayor ingreso. En 1992, esas 400 personas tenían, de forma agregada, unos ingresos de 16.900 millones de dólares y pagan, de media, un 29,2% de esa suma. En 2008, el agregado asicende a 90.900 millones de dólares y la tasa que pagan es del 21,5%.

Los impuestos a los que me refiero aquí incluyen solo sobre los ingresos (de capital). De hecho, 88 de los 400 en 2008 no tenían ningún tipo de salario, solo ganancias de capital.

Sé bien que muchos de los mega ricos son personas bastante decentes. Aman América y aprecian la oportunidad que este país les ha dado. Muchos incluso dan gran parte de sus riquezas de forma altruista. A muchos no les importaría tener que pagar más en impuestos, sobre todo cuando muchos de sus conciudadanos están sufriendo.

Doce miembros del congreso cogerán pronto el trabajo de tener que deformar nuestras finanzas estatales. Han sido instruidos para que reduzcan el déficit (a diez años) como mínimo en 1.5 trillones de dólares. Es vital, sin embargo, que logren algo más. Los americanos están perdiendo la confianza en que el congreso sepa lidiar con sus problemas fiscales. Solo acciones que sean inmediatas, reales y substanciales podrían prevenir la duda sobre América.

Lo primero que tiene que hacer estos doce es echar abajo las promesas que ni siquiera un rico podría hacer. Se tienen que hacer fuertes ajustes y hay que mirar hacia el ingreso. Yo dejaría los impuestos para el 99,7% de la población intactos, y continuaría con la reducción de un 2% en la contratación de empleo. Esto ayudaría a los pobres y a las clases medias. Pero para aquellos que ganan más de un millón de dólares, unos 236.883 en 2009, les aumentaría los impuestos ahora mismo, incluyendo, obviamente, dividendos y ganancias de capital. Y por los que ganan 10 millones o más (8.274 en 2009) otro incremento aun mayor.

Mis amigos y yo hemos sido mimados durante ya mucho tiempo por un congreso amigo de los billonarios. Es tiempo de que nuestro gobierno se tome en serio lo de compartir el sacrificio.

Warren E. Buffett.

11.8.11

El estrés es contrario a la productividad y al crecimiento

En una sociedad teóricamente avanzada como la que vivimos, ya no solo es que por norma establecida los trabajadores no deberían pasar gran parte de su vida sufriendo y estresados, sino que, además, no beneficia a la economía y a la productividad laboral.

¿Son estas las mejores condiciones para potenciar la productividad y el crecimiento?

Lo cierto es que incluso hay gente que dirá que sí. Que el hecho de poder perder tu trabajo en cualquier momento te hace ser más productivo porque al esforzarte intentas que el empresario no te eche a la calle. Dicen, es el mejor incentivo que tienen los trabajadores para trabajar.
Supongo que los extremos dan resultados que podrían servir para ilustrar una u otra forma de responder. Si nos vamos a las fabricas chinas donde cuatrocientos trabajadores mecánicos se dedican de sol a sol a callar y a no rechistar con un sueldo de mierda maximizando la productividad a base de una necesidad imperiosa de comer veremos que sí, el sistema es efectivo. Occidente se está nutriendo en parte de esta productividad conseguida a base de las malas condiciones de oriente.
Por otro lado tenemos empresas como Google, donde se prima y se mima mucho al trabajador. Lo cual no quiere decir que no se el exija, que todo valga o que el riesgo de ser despedido sea cero. Sin embargo, el ambiente de trabajo relajado, con ritmos y trabajos marcados de antemano pero con la libertad de actuación propia de cada trabajador le confiere a este la importancia que necesita para sentirse realizado y con ganas de trabajar, requisitos importantes para el esfuerzo y el crecimiento en la sociedad de hoy.
Digo esto porque una sociedad mecanicista, industrializada, donde la mayoría actúa de mano de obra barata no es igual, y por tanto no tiene los mismos requerimientos a nivel empresarial, que una sociedad donde la comunicación, la información (y por tanto el aprendizaje), la creatividad o la perfección sean los atributos más característicos (si no lo son, lo serán).
En una sociedad donde lo que prima no es la cantidad, sino la calidad (una sociedad avanzada), el estrés y la productividad hacen mala pareja.

8.8.11

Sueldo bruto de los españoles, declarado en el IRPF

Como es bueno saber cómo se compone la sociedad, tener información sobre un tema que casi nos supone un pequeño secreto familiar y social y que es el tema del que se habla muy poco: “cuanto ganan las personas de sueldo bruto”; consideramos que la información es importante para saber en qué lugar estamos cada uno y podernos comparar. La mayoría de los datos son sobre Aragón, que representa más o menos una media nacional, y al final añadimos algunas pinceladas a nivel estatal.

Aragón tiene más de 90.000 contribuyentes de IRPF que declaran unas retribuciones anuales de entre 1.500 y 6.000 €. En total son 133.000 aragoneses los que admiten unas ganancias inferiores a los 1.000 € mensuales. Son datos que se desprenden de la última estadística del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas del año 2009 que hicimos ahora hace un año. En el otro extremo están los 170 aragoneses que tienen unos ingresos brutos anuales por encima de los 601.000 € —16 más que en 2008.
De los 704.313 declarantes que se contabilizaron en 2009, 201.835 admitieron cobrar entre 12.000 y 21.000 € brutos al año. En el siguiente escalón, están 116.698 aragoneses que tienen unos ingresos de entre 21.000 y 30.000 €, lo que supone un 16,57% más que en el año anterior. Más arriba están los 101.737 trabajadores que declararon unas retribuciones dinerarias brutas y anuales de entre 30.000 y 60.000 € y, a menor escala, se registraron más de 21.000 declaraciones con ingresos de entre 60.000 y 150.000 €.
En el peldaño superior están 2.255 aragoneses que tienen unos ingresos brutos anuales de entre 150.000 y 601.000 €.
En lo más bajo de la tabla, hay 32.332 personas que admitieron ganancias por debajo de los 1.500 € al año. 

En el conjunto nacional, un total de 6.829 personas están por encima de los 601.000 € anuales, seguidos por 78.338 que declararon estar entre los 150.000 y los 601.000 € al año.
En el otro extremo, están los más de 2,4 millones que declararon unos ingresos brutos anuales de entre 1.500 y 6.000 € y los más de 3,7 millones que admiten estar por debajo de los mil € mensuales.
Más amplio es el grupo de los 5,3 millones de españoles que cobran entre 12.000 y 21.000 € brutos al año.

6.8.11

Modelo de localización óptima espacial de servicios conflictivos

Me hice una entrada sobre Geografía Económica algo escasa, pero al acabar me pico la curiosidad por modelizar las ideas que había vertido en el texto. Hacer un modelo económico no es sencillo, pero si partes de conocimientos básicos y no te vas mucho por las ramas, te puede salir algo con cierta rapidez.
Así que hice un modelo de localización óptima espacial de servicios conflictivos. Al hablar de óptima estoy obviando la competencia (simplificación total). Pero se puede asociar a la planificación central / sector público.
El artículo / modelo está hecho en Latex, Localización espacial de servicios conflictivos y va asociado con dos archivos de Mathematica (I) y (II) para el que tenga el programa con dos curiosos manipulates (que personalmente me encantan). El primer documento es un PDF.

Copio la introducción; y el resto, si os interesa lo bajáis desde los enlaces.


Localización espacial de servicios conflictivos

1 Introducción

Supongo que ejemplos y modelos como este, basados en la teoría de la localización, los habrá a patadas. Muy posiblemente, de hecho, el caso que voy a exponer será de conocimiento básico entre los estudiosos del tema, pero como mi única pretensión es la de dar a conocer curiosidades económicas, es algo que no se me presenta como problemático.
Lo que vamos a establecer es cual es la localización óptima de un servicio que genere un bienestar cuyo valor dependa del espacio y, además, de forma no lineal. Hablamos de servicios que la gente prefiere cuanto más cerca mejor, sin llegar a estar en la misma posición en la que están los demandantes. Paradas de autobús, el rastro, o las fiestas pueden ser tres ejemplos básicos de a lo que me refiero.
La respuesta puede ser obvia, y lo es, pero el hecho de poder matematizarla correctamente nos puede dar una base de estudio para, más adelante, presentar otras variantes. De este modo, el resultado básico es que, si la población está uniformemente distribuida, y disponemos una ciudad lineal, la localización se dispondrá en el centro, mientras que si el centro de la ciudad está mucho más habitado, se dispondrá del servicio en barrios adyacentes.
Lo que presente es, pues, un modelo sencillo de representación económica que espero se entienda fácilmente.

Geografía Económica (V): Economia urbana

Lo que voy a decir podría inscribirse, quizás, en la economía urbana, prima hermana de la Geografía Económica.

El trade-off que surge a través de la distancia en Geografía Económica es algo que ya he comentado. Conforme las empresas se acercan a tu posición los costes de transporte bajan, pero como lo hacen todas las empresas, también surge una mayor competencia. Esto hace que según cual sea el valor del coste de transporte o la fuerza de la competencia hablemos de concentración o dispersión de las empresas en núcleos. Hoy quiero hablar de otra curiosidad mucho más cercana para que todos podamos entender las posibles dualidades que pueden surgir en torno a la distancia, desde el punto de vista del ciudadano.

Un ejemplo lo tenemos en las paradas de autobús. La felicidad de las personas aumenta cuanto más cerca de su casa esté la parada de autobús. No tener que andar dos o tres calles todos los días es algo que, por lo menos en Zaragoza, a gente valora mucho. Así que la gente pide insistentemente más paradas de autobús y al lado de su casa. Sin embargo, esta relación (menor distancia – mejor) no es lineal. La gente también se queja insistentemente si la parada de autobús está justo debajo de su casa, porque genera mucho ruido. La gente quiere que haya muchas paradas, pero en una posición intermedia.

Otro ejemplo sería el rastro. Nadie quiere pagarse una hora y media recorriendo media ciudad para llegar al rastro los domingos por la mañana. Y cuando lo van a cambiar de sitio mucha gente desea que lo pongan… en el barrio de al lado. Por que, de nuevo, lo quieren cerca, contra más cerca mejor, pero no tan cerca.

Esto es por que las fuerzas que generan los dos servicios se contraponen con la distancia. Y el efecto de la preferencia por la distancia no es lineal.

Y por tanto, la determinación del equilibrio genera ya de por si ineficiencias, porque no puede gustar a todo el mundo. No existe un win-win. Lo cual aun revierte en el hecho de basar las decisiones en otros factores en vez de la pura optimización, como puede ser la historia, o la política. Voy a intentar hacer un modelo del efecto a ver que sale.

5.8.11

Necesitamos crecer mínimo al 2% para crear empleo

 


En España pero también en el mundo occidental llevamos ya mucho tiempo escuchando frases que, para el que no entienda de economía, puedan parecer “magia”. 
Se dice que, para que el empleo aumente, las tasas de crecimiento interanual se tienen que establecer en el rango superior del 2%.

¿De dónde proviene la cifra?


¿Es real esta cifra? Diría que sí, pero tenemos un pequeño problema al atribuir la relación causa efecto.
Podemos decir que es una cierta regularización empírica, de las pocas que surgen en economía (algún día igual hablo de sus escasas “constantes”). Cuando la producción empieza a crecer por encima del 2%, el empleo empieza a crecer de forma consistente, o la tasa de paro baja.
Lo que pasa es que el crecimiento se basa en muchos otros aspectos a parte del crecimiento de la fuerza de trabajo. Dos importantes fuentes son los factores productivos y la productividad, y podemos aderezarlo todo con un poco de inflación si de lo que estamos hablando son tasas brutas.

Se puede estimar que el efecto de estas dos fuentes de crecimiento está en torno al 2%, y además son algo más “regulares” que el empleo. Lo que significa que si hemos crecido un 1%, será, con mucha seguridad, atribuible al aumento de la productividad. Cuando decrece la economía la productividad sigue creciendo, y a mayor velocidad, pero la destrucción de empleo es aun mayor.
Como yo lo veo, cuando el empleo crezca, dicho factor de crecimiento se unirá con los otros dos y, por tanto, la economía crecerá a un ritmo mayor del 2%. Es decir, la causa de que se crezca a más del 2% es el aumento del empleo, y no al revés. El hecho es que cuando se registran aumentos de la producción por encima del 2% se registra aumento de empleo, y eso sucede en ambos casos, pero ¿cuál parece más lógico? ¿Qué el factor de producción genere el crecimiento? ¿o que el crecimiento genere la contratación?
Pero el hecho es que el efecto llamada también está allí (aunque para algunos no exista…). Es decir, que si crecemos a más del 2% esto incita a las empresas a producir porque reciben el estímulo de que la economía va a empezar a remontar. Pero esto es una dinámica y no un efecto.

Así que el problema es el siguiente: Si los empresarios saben, porque se lo repetimos mucho, que hasta que la economía no crezca al 2% el empleo no crece, y por tanto la demanda no crece, y por tanto su producto no se vende, ¿cómo van a contratar? Y si no contratan, ¿Cómo va a crecer la producción?
Otro pez que se muerde la cola. La economía más parece un océano con tanto pez de estos…

1.8.11

Posible fraude masivo y estructural a Hacienda por empresarios, autónomos y liberales

En Aragón (por poner un ejemplo incluso positivo), los trabajadores y pensionistas aragoneses declaran anualmente 5.400 euros más de media a Hacienda en su IRPF, que los pequeños empresarios y profesionales liberales, un fraude «masivo y estructural» según un informe hecho público este lunes por los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha).

Esta diferencia asciende a 7.900 euros si se compara con lo que declaran los microempresarios, como pone de manifiesto la tercera edición del Informe de la Lucha Contra el Fraude Fiscal en la Agencia Tributaria, elaborado por Gestha a partir de la última estadística del IRPF-2009, declarado en junio de 2010. En España, los asalariados declararon una media de 8.300 euros más que los empresarios.

De esta forma, los trabajadores y pensionistas aragoneses declararon el pasado año 18.412 euros de media, lo que supone un 42% más que lo declarado por los pequeños empresarios y los profesionales liberales que obtuvieron unos rendimientos medios de 12.959 euros. Asimismo, los ingresos declarados por los microempresarios se movieron también por debajo del «mileurismo», situándose en una media de 10.503 euros, es decir, los trabajadores y jubilados declaran un 75% más que ellos.

Para el secretario general de Gestha, José María Mollinedo, «la crisis en 2009 afectó a los profesionales y pequeños empresarios españoles que redujeron sus beneficios». Pero la crisis también afectó a los trabajadores, aumentando el número de desempleados en 1.118.600 personas solo en 2009, agrega. A su juicio, «no es creíble» que durante los últimos 16 años, década de expansión económica incluida, un empleado o pensionista gane de media más que un pequeño empresario, notario, arquitecto, médico o abogado, entre otras profesiones liberales bien remuneradas.

Un hecho que se debe a la existencia de un «fraude fiscal estructural y masivo» entre los autónomos que tributan de media en el IRPF por debajo del mileurismo.

En el primer caso, los datos de Gestha muestran que las mayores diferencias entre las rentas declaradas se localizan en Madrid (10.776 euros), Asturias (9.815 euros), Cataluña (8.765 euros), Cantabria (8.666 euros), Galicia (8.578 euros), Castilla-La Mancha (8.319 euros), Andalucía (7.600 euros), Baleares (7.448 euros) y Castilla y León (7.401 euros). Por el contrario, las regiones donde estas diferencias son menos acentuadas son Murcia (6.871 euros), Comunidad Valenciana (6.480 euros), Canarias (5.984 euros), Extremadura (5.545 euros), Aragón (5.452 euros) y La Rioja (5.401 euros). Si se comparan los ingresos netos declarados por trabajadores y microempresarios, el mayor diferencial se aprecia también en la Comunidad de Madrid (14.782 euros), seguida de Cataluña (10.532 euros), Asturias (8.802 euros), Cantabria (7.983 euros), Aragón (7.908 euros) y Baleares (6.954 euros).