La gran duda de los desempleados
españoles que llevan un tiempo buscando un empleo y no lo encuentras, es tras
preguntarse: ¡qué hago!, estudiar las posibilidades de crear su propio puesto
de trabajo. Analizan convertirse en autónomos, microempresarios, emprendedores
de sus propios oficios o de otros.
Pero ser emprendedor o
convertirse en empresario de su propios puesto de trabajo no es tan sencillo
como invertir para crear un puesto de trabajo que uno mismo utiliza. Es algo
mucho más elevado, más complejo, que requiere más análisis, si queremos que
funcione en el tiempo. Nadie es emprendedor o sirve para autónomo, si antes no
está seguro de sí mismo, tiene una gran idea muy estudiada, quiere trabajar
mucho más que antes asumiendo riesgos y sobre todo se pone la meta de querer ganar
mucho más dinero. Lo siento, pero todos debemos entender que nada funciona en
el mundo de la empresa, si antes no queremos ganar dinero con nuestra decisión
de emprender e invertir. No se trata de crear un puesto de trabajo para
sobrevivir, hay que estar seguro de que nos vamos a hacer millonarios. Luego ya
vendrá la realidad para frenar nuestras intenciones y pretensiones, pero antes
hay que partir del deseo de “ganar mucho dinero”.
Para ser un
microempresario tienen que analizar qué vas a aportar tú al mercado, qué es
diferente y mejor, cómo vas a poder rentabilizar tu inversión. Si no estás
convencido de que contra el riesgo que asumes está la innovación de lo que vas
a ofrecer, lo mejor es abandonar el proyecto. Recuerdo que tan importante es
crear como vender. Tan necesario es innovar como saber comercializar.
Un emprendedor nace con
una personalidad diferente que va ayudando a crecer con una experiencia laboral
o formativa adecuada. La mezcla de estos dos factores es fundamental. Hay que
tener experiencia y aprender a ser emprendedor pero también hay que tener una
personalidad determinada a sufrir, invertir asumiendo riesgos, tener empuje
para abrir puertas, saber empujarte a ti mismo hacia el riesgo.
Es cierto que el
desempleado de larga duración, está más cerca de la decisión de emprender la
creación de su propio puesto de trabajo. Personalmente creo que a partir del
sexto mes de desempleo hay que empezar como tarde a plantearse esta
posibilidad. Y que a partir del año de desempleo, es casi la única posibilidad
en estos momento de crisis sin final claro, para reengancharse al mercado
laboral.
Pero se necesita un
capital que no podemos valorar aquí, pues hay tantos proyectos e ideas como capital
posible para edificarlo. Y que cuando se lleva mucho tiempo en el paro, los
miedos al futuro agarrotan las decisiones de invertir las reservas. Y al final
terminamos buscando ayuda exterior.
Acudimos a amigos, familiares o inversores “locos” que nos pueden lanzar una caña a costa de una parte del negocio, tras convencerles. Mal inicio, pues la idea ya no nos pertenece en su totalidad y tendremos que trabajar para nosotros y para “los otros”, pero menos es nada.
Acudimos a amigos, familiares o inversores “locos” que nos pueden lanzar una caña a costa de una parte del negocio, tras convencerles. Mal inicio, pues la idea ya no nos pertenece en su totalidad y tendremos que trabajar para nosotros y para “los otros”, pero menos es nada.
Debemos empezar a buscar
ayudas también en organismos públicos, para que al menos analicen nuestros
proyectos, sean sinceros, nos enseñan sus puntos flacos y las necesidades que
tendremos en el corto y medio plazo. No nos van a dar dinero, pero los consejos
valen mucho y su análisis nos pueden evitar pérdidas grandes. Es muy importante
que alguien “desde fuera” nos sea sinceros, nos analice todo el conjunto de
nuestras necesidades y decisiones próximas, para saber qué podemos hacer para
complementar con algo de seguridad nuestra proyecto. Nadie es infalible, pero
al final, un buen consejo nos puede ayudar mucho más que una financiación
interesada.