La autoridad y los gritos se llevan muy mal si lo que quieres es hacerte oír y respetar. La autoridad se consigue con otras herramientas que los chillidos y malas caras, las contestaciones groseras o fuera de tono.
Para influir sobre los demás hay que saber utilizar otras técnicas más normales e inteligentes. Todos somos personas. La Inteligencia Emocional, funciona muy bien, así que debemos aprender su utilidad.
Se trata de conseguir, nunca de utilizar a los demás. Las personas tienen sentimientos y hay que saber conocer sus mecanismos de reacción, sistemas lógicos de auto defensa y de respuesta. Es importante que los receptores se sientan bien a la hora de recibir las indicaciones.
Nunca el error o el fallo debe representar la idea de un fracaso o de un riesgo en su empleo. Hay que apoyar y dar más información. Analizar y corregir. Si al final hay que separar, no será por un error, sino por nuestro error a la hora de sumar a esta personas a nuestro equipo.
Hay que ayudar a crecer, a lograr el ascenso, a demostrar que se es partícipe de los éxitos y que se es influyente para que la información suba peldaños.
Hay que ser generoso, recompensar los logros, alabar lo bien hecho, medir las críticas para que no resulten dolorosas. Corregir y ayudar. Enseñar, formar.
Debemos aprender a escuchar más y mejor a todos. Escuchando se lograr avanzar positivamente en la búsqueda de soluciones.
Hay que buscar mecanismos de motivación constante, cada empresa es un mundo, pero la motivación es una meta imprescindible en toda organización. Parte de los beneficios por la motivación deben ser repartidos entre los motivados.