Hay una Ley de la productividad poco conocida y menos
respetada, la Ley de Illich, que nos dice que tras un tiempo trabajando, la
productividad de las personas baja cada vez a más velocidad hasta convertirse
en negativa.
No hay que trabajar MÁS horas, sino trabajar mejor las que
trabajamos. No se trata de ESTAR más horas en los puestos de trabajo, sino tener
bien organizado el tiempo y la producción. Hay que conocer las curvas de
rendimiento según operario, tipo de trabajo, tipo de turnos, cantidad de
trabajo, presión ejercido sobre el equipo, etc. Si aprendemos a organizar mejor
el uso del tiempo de trabajo produciremos más en menos tiempo. Y con menos
errores y más calidad.
Para eso están los Jefes de Producción, los Directivos de
RRHH y gran parte de esos nuevos oficios que surgen alrededor de los equipos de
trabajo, de los equipos humanos, de la optimización de la calidad y la producción.
Pero España está en otra liga, no quiere entender de esto y
prefiere jugar a un mercado laboral del siglo XIX, con unas relaciones
laborales obsoletas y de otras sociedades. Incluso entendemos que los despidos,
las bajadas de sueldos y los temores de los trabajadores son positivos para el
funcionamiento de la empresa primero y del país después. Posiblemente no
tengamos remedio.