La Ley de Pareto 80-20 es uno de los grandes mitos reales que nos atenazan en nuestra producción y por ello en nuestros horarios y en los tiempos reales de vida laboral y personal.
“El 20% del tiempo de trabajo de una persona contribuye a
generar el 80% de sus resultados y viceversa”
Este teórico Ley admitida por todos se puede trasladar a muchos más espacios de análisis estadístico. O casi.
Siendo cierta, parecemos abocados a no ser capaz de
cambiarla, a no intentar que sea falsa, trabajando por ello. No en todo, pero sí en el trabajo.
Debemos conseguir
que se nos vuelva a un 70-30, y por qué no, a un 60-40. Sería una manera de
tener que estar menos horas en los trabajos, para producir y cobrar lo mismo.
Con el aumento de la producción por la entrada de nuevas tecnologías, en realidad no se mueve ese 80/20, sino se mueven las personas que hay trabajando, los beneficios, los precios finales de lo que producimos.
Pero seguimos reflejando que el 20% de algo es suficiente para reflejar la media, la excelencia o el esfuerzo.
¿Pero por qué decimos que funciona en todos los ámbitos?
En el trabajo el 80% de tus resultados probablemente se deban al 20% de tus esfuerzos. El 20% de los trabajadores compensan el trabajo del 80% restante, aunque se complementen.
En los negocios el 20% de tus clientes suelen generar el 80% de tus ingresos.
En la vida el 20% de tu ropa probablemente sea la que uses el 80% del tiempo. El 20% de tus horas son las que te ofrecen calidad de vida y las que salvarías sobre el restante 80%.