Las empresas deben trabajar en equipos, adaptados a su
tamaño de corporación y producción, pero siempre como pequeños grupos autónomos que
toman decisiones y las realizan. Cada empresa debe ser dividida en los grupos
pequeños que necesite pero con capacidad para ser ágiles y tomar decisiones. Y
para dar cuenta de ellas y de sus resultados.
Las empresas que solo se basen en sistemas productivos donde
una persona mande y todos los demás tengan que obedecer son obsoletas e irán
cerrando poco a poco. El concepto válido es el de “Equipo”. Unos meten goles,
otros los evitan, alguien organiza pero todos ganan o pierden en relación a
otros equipos. Unos suben y otros bajan.
Los integrantes de cada equipo deben tener una referencia
cercana y no un superior sobre “el todo” pues con el sistema viejo solo crecen
las excusas ante los problemas. Siempre había un responsable claro y máximo que
al final es el culpable de que algo o todo salga mal. No hay que depender de
uno solo sino de diversos compañeros de equipo que deben procurar el
funcionamiento correcto, gestionando pero también decidiendo.
El miedo a la responsabilidad no tiene cabida en una empresa
moderna y válida. Quien solo sepa trabajar cuando tiene a un jefe que ordena y
organiza no sirve para este tipo de empresas. Se acabó la figura del maestro,
del profesor, del sargento, del padre familiar. Ahora cada uno es responsable
dentro de su pequeño equipo y demostrar que sabe tomar decisiones válidas.
Y que sabe encajar y ayudar, que sabe obedecer “al todo”, al proyecto, a la meta, y que sabe darse cuenta de los errores y de los éxitos.
Y que sabe encajar y ayudar, que sabe obedecer “al todo”, al proyecto, a la meta, y que sabe darse cuenta de los errores y de los éxitos.