Vamos a realizar dos listas muy sencillas
de entender, un decálogo de sensaciones y valores vitales. Las leemos, y luego continuamos.
Lista A:
Confianza
Seguridad
Sinceridad
Amor
Respeto
Escuchar
Aprecio
Empatía
Cooperación
Justicia
Ayuda
Compartir
Lista B
Codicia
Egoísmo
Envidia
Avaricia
Falsedad
Mentira
Inseguridad
Urgencia
Silencios
Desamor
Odios
Violencia
Injusticia
Estoy seguro que todos apreciaríamos la
Lista A como la única buena. Que de la Lista B solo hablaríamos de errores
sociales, de barbaridades, de insensateces.
Pero lo cierto es que el sistema
económico y social que nos hemos dado, el que tenemos porque así nos lo hemos
encontrado y lo mantenemos y alimentamos, nos lleva a la Lista B.
No es posible
con nuestro sistema económico actual trabajar con pautas como las de la Lista
A. Incluso nos siguen enseñando a funcionar desde los conceptos de la Lista B.
Todos queremos beneficios rápidos, sin
darnos cuenta si eso supone quitarle los beneficios a los que nos rodean.
Y
siempre que es así, como no somos nunca la punta del vértice que toma las
decisiones, aunque podamos quitarle a alguien sus beneficios —sean del tipo que
sean—, seguro que otros “alguien” nos los están quitando a nosotros.
Admitimos pues que estamos en
una pelea constante por quitar a otros los que también nos quitan a nosotros.
Y si somos de los que perdemos, es decir,
de los que estamos abajo, ¿por qué no nos ponemos a pensar, que siempre hay
alguien con mucha más fuerza que nosotros, que es quien realmente nos gana
siempre, y que este tipo de batallas están realizadas con trampas?
Si somos
capaces de analizar estas desigualdades de oportunidades de defensa, sabremos
que hay que cambiar de lista a la hora de decidir cómo actuar.
El sistema actual nos manda trabajar con
arreglo a la Lista B, para así obtener más beneficio.
Pero desde la Lista B
estamos perdiendo pues lo normal es que nuestra competencia también trabaje
desde la Lista B, y también nuestros proveedores, nuestros bancos, el que nos
alquila el local, incluso nuestros trabajadores que ya conocen estas teorías de
juegos.
Tendremos las personas que piensan que si actuando
con la Lista B perdemos…, ni te cuento lo que nos sucedería si actuamos con arreglo
a los conceptos de la Lista A.
Pues eso con perdón, es creer que los que
empleen la Lista A son seres inferiores y tontos. Y yo creo que no lo son,
admitiendo que sin duda son diferentes.
Igual que decidimos que un cliente nos
sobra por que nos ofrece una rentabilidad nula, nos puede sobrar por que sus
formas de actuar no entran para nada en la Lista A y nos complica la vida. Nuestra y de nuestra empresa.
Cuando un cliente nos sobra, lo mejor es entregarlo a nuestra competencia, pues
para perder nosotros con él, lo mejor por egoísmo (Lista B) es que pierda
nuestra competencia.
Pero también es posible que así el cliente aprenda a tener
empatía con sus proveedores (Lista A) y por ello rectifique en sus formas o en
sus precios.
Hay que avisar, eso si, que nadie ha dicho que
esto sea sencillo. Pero seguro que es positivo.