España será, en el año 2020, uno de los países más envejecidos del mundo, donde el 20% de
la población tendrá más de 65 años de edad. En la actualidad las mujeres nacidas en España
están entre las europeas más longevas con 84 años de esperanza de vida (frente a una media en Europa de 79 años) mientras los hombres se sitúan en los 78 años de media,mientras en Europa la media masculina está en 71 años.
El problema de las pensiones no depende tanto de estos números estadísticos, que se conocen desde hace muchos años, como de la baja cotización de los trabajadores activos, por ser menos que hace una década y por tener unos sueldos menores.
Contra esta realidad al gobierno actual se le ocurrió la idea de alargar la edad de jubilación. Jaleado además por Europa. La realidad que ya se anunció en este mismo blog es que las empresas no quieren tener en sus nóminas a trabajadores mayores de 60 años.
Alargar la edad de jubilación hasta los 67 años era simplemente abaratar las jubilaciones que se iban a cobrar. Pero por el camino del engaño y de la lotería. Dependia de que tu empresa te quisiera aguantar o te mandara al desempleo con arreglo a las nuevas leyes aprobadas.
La otra solución, todavía no planteada es que las persona vivan menos años. No hay una fórmula perfecta, suena a risas, pero todo se andará. Lo curioso es que quien hoy tiene 40 ó 50 años, y legisla, tendrá 60 ó 70 años en solo veinte más. También a ellos les tocará sufrir sus medidas.
¿Solución? Sin duda pagar las pensiones a costa de impuestos. Y separar de la cuenta de las pensiones todas aquellas que no sean estrictamente pensiones. Por ejemplo viudedad y orfandad, pensiones asistenciales, pensiones por enfermedad o incapacidad, etc.