5.3.20

La televisión y su falta de formación cultural para adultos

Ayer vi un vídeo en una revista minoritaria y cultural de casi una hora, entre dos mujeres artistas preguntándose quién elige la música que escuchamos por nosotros. Leonor Watling y Zahara con esa calma de la conversación entre personas que simplemente buscan hablar y explicar, dan una lección sobre música y sobre la manipulación a la que nos somente. No comercial, no defendiendo sus cuevas económicas, sino hablando de cómo saber buscar la libertad en la elección.

Pero hoy he visto un vídeo de 90 minutos patrocinado por un banco y un diario, donde Ramón Gener nos explica muy formativamente sobre el arte en general y sobre la música en más particular, mostrando sus miradas y experiencias en una clase fabulosa para aprender y disfrutar, donde los espectadores preguntaban y él simplemente intentaba responder.

Quiero ir al lugar común de que tienen que ser espacios alejados de las informaciones de masas, de las televisiones públicas o privadas, las que trabajan la formación, la información que puede durar más de unas horas en las vidas de todos nosotros, que mueven y muestran la cultura entretenida, la reflexión entre personas que ni se insultan ni se gritan, que intentan mostrar opiniones sobre tema nada grandiosos pero que se conservan durante siglos. Cultura, arte, sentimientos, música, sensaciones que motivan.

Sabemos que hay entre los adultos espacios formativos en claro déficit en la España actual. Por ejemplo el inglés. Sin duda la historia, la cultura general incluso, el arte, la literatura. Pero no se trabaja eso ni desde las cadenas públicas que deberían dedicarse precisamente a construir sociedad, país, sin (eso si) ningún ánimo de manipulación ideológica.

Hay personas que saben comunicar muy bien, auténticos maestros y profesores que deberían trabajar más la formación para adultos, la escuela permanente, en horarios importantes y sabiendo que se trabaja para muy pocos. Toda gran caminata empieza con un primer paso. 


Menos opinión y entretenimiento vacío, y más formación de la que necesitamos para defendernos mejor y disfrutar más de la vida que tenemos la suerte de disfrutar.