Cuando un alumno llega a lo que podemos llamar Bachiller o Formación Profesional, es decir, cuando da el paso superior que lo va acercando a su vida profesional como adulto tenemos que tener especial cuidado en alcanzar objetivos cada vez más complejos. Es curioso que la atención de los padres en estas edades sea casi mínimo en su relación con la escuela, con las AMPAS y todo el entramado educativo. Y estamos hablando ya de etapas casi finales que son importantísimas para el desarrollo como persona de sus hijos como adultos.
Al llegar a estas edades al alumno hay que exigirle una cierta profesionalidad para plantearse ante su estudio al que debe dedicarle un tiempo importante sobre todo en el bachiller. Estamos hablando ya de unas técnicas de trabajo intelectual que requieren muchas ganas y esfuerzo por parte del alumno.
Hay que aprender conceptos nuevos, cada vez más complejos y para ello es fundamental tener una base buena, unas técnicas de estudio ya asimiladas, y creer en lo que se está estudiando. Para ello es fundamental aunque no siempre se entienda así en Formación Profesional, que se dediquen tiempos y esfuerzos similares a todas las materias, sean prácticas o teóricas. El conjunto de todas ellas es la que crea profesionales.
Hay que organizar bien el tiempo del estudio, a los deberes, a los trabajos, a repasar lo anterior, a preparar los exámenes, y para ello debes saber dosificar muy bien los tiempos y fuerzas. El deporte ayuda, las aficiones también pues sirven para esponjar la mente, y sobre todo sirve para encarar estos tiempos de forma positiva y no pesada y agotadora.
Hay que tener ganas de estudiar, de trabajar en lo que como estudiante tienes que hacer, y eso no es sencillo, sobre todo porque a esas edades no siempre se recoge desde los adultos de la familia la misma atención que desde niño. Por eso es fundamental que el propio alumno ya casi adulto se exija a sí mismo el propio trabajo.
No existe formación académica o formación profesional si no va unida a un crecimiento personal, a una formación en valores y en modos de vida adulta. Se crece en edad, se descubre el mundo propio, se encuentran carencias y temores, y todo eso hay que gestionarlo desde un cuerpo nuevo que no siempre gusta, se puede dominar bien, se ama incluso. No es sencillo unir todas estas labores de un ser humano a esas edades, sobre todo cuando muchas veces y por diversos motivos, el camino se efectúa casi en soledad interior. Ser adolescente es complicado, pero todos pasamos por lo mismo.
Hay que trabajar más en equipo, rodearte de gente de tu misma edad, entregando y recibiendo consejos sobre los problemas, sean formativos o personales. Todos hemos aprendido de los amigos, y a veces todos nos hemos equivocado con alguno de ellos. No es sencilla acertar, pero es parte fundamental del éxito posterior como adultos.
En este punto de tu formación es imprescindible que organices tus lecturas, del tipo que sean, pero hay que leer, incluso hay que leer más, y eso no siempre es sencillo, pues muchas veces parece que falta el tiempo.
Si estás ya dentro de una FP es bueno que vayas conociendo el sector, que incluso hables con profesionales del mismo si esto te es posible, para conocerlo mejor desde la experiencia laboral. Ese intercambio de información poner color a la formación profesional. La innovación, tan necesaria, empieza por innovar en tus propios estudios.
La formación cuando se llega a estas edades es el punto para admitir que será muy larga, que incluso durará toda la vida, por lo que es imprescindible que sea un estudio agradable para tí, elegido según tus gustos.
Toda formación se puede ampliar, sin descartar las opciones de pasar por diversas Vías para ascender a la Universidad o para desde la Universidad bajar a estudios profesionales que te ayuden a ver los aspectos de los estudios desde otras perspectivas mas amplias.