Se acaba el año 2010, un periodo complicado y malo que pasará a la historia española como un apestoso año, si no fuera por el deporte, maravilloso estupefaciente barato para la sociedad contemplativa.
Quien nos ha gobernado no ha sabido llevar un año duro, y no ha sabido y esto es peor, formar equipo a su alrededor que fuera capaz de ayudar en el timón. No vemos todo el mal hecho en este 2010, no somos capaces todavía de ver el pudrimiento de lo acontecido; pero lo veremos, sin duda. No deberíamos celebrar con cava nada de este año viejo y tampoco del próximo que ya nace enfermo de excesivos problemas. Lo tiene realmente muy complicado para sobrevivir tranquilo y será imposible ver color en los primeros seis meses. No sabemos qué sucederá tras las elecciones de mayo, todo se podría acelerar o enquistar más todavía. Pero será complicado mantener el tipo social y la sensación de que seguimos siendo un país capaz. Sonarán trompetas que no nos gustarán nada, algunas incluso que nos pueden sorprender por su virulencia y sonido novedoso. Toca atar a los machos, pues viene tormenta.