Normalmente
en las empresas u organizaciones de todo tipo, el diferente molesta, el que
opina de otra manera es apartado por impertinente y molesto.
Pero no es lo
mismo el que ataca a la organización sin aportar sus diferencias que defiende y
que su labor es la de minar por destrozar, que quien defiende posturas
distintas, representa la discordancia, la opinión contraria que a veces
molesta, pero que plantea dudas y soluciones diferentes.
Como lo
normal es prescindir de quien molesta, las empresas y organizaciones se van
quedando sin esos “Pepitos Grillos” que son diferentes pero que aportan una
visión del conjunto de la que se pueden extraer valiosas ideas si se saben
encauzar y modelas. Cuestionar lo establecido supone que te separen del
sistema, y eso muchas veces un empobrecimiento del mismo.
Todo sistema
debe cambiar constantemente, por lógica del movimiento que producen los propios
compañeros de competencia. Hay que adaptarse, intuir los cambios, adivinar las
soluciones, equivocarse y rectificar, pero sobre todo analizar con sinceridad
las situaciones de cada empresa u organización desde dentro pero con capacidad
crítica.
Cuando
pensamos (y decimos) que no sabemos qué nos está sucediendo en el momento en
que fracasamos, es simplemente reconocer que no hemos sabido evaluar nuestra
posición y por ello será imposible que encontremos los cambios necesarios para
volver a liderar nuestra situación actual y futura. Por eso es tan importante
tener en los grupos de trabajo a personas dispares, elegidas precisamente por
su diferencia, por su discordancia, siempre que sea fiel a la organización y
sepa trabajar en equipo, algo primordial para ser tenido en cuenta en sus
propuestas.