Hay muchas formas de vivir, muchas de ellas son sólo imitar la vida, y una de ellas, tal vez la más simple y sin duda la más automática es simplemente vivir. Vivir no es dejarse llevar, nunca debe ser permitir que sólo nos caigan sobre nosotros todos los componentes de la vida, poco a poco, mes a mes, año a año, hasta que se acabe la energía y se apaguen las luces.
Eso no es vivir, es simplemente avanzar hacia la muerte, aunque no creamos eso. Pero cada uno de nosotros podemos hacer aquellos que más fácil nos plazca copiar. De lo que es seguro es de que no seremos capaces de parar la caída de las energías y la luces. Lo que sí podemos hacer es disfrutar en esos intermedios de la propia vida. Nuestra vida nos pertenece. Que nadie intente usurpar esa libertad, esa decisión personal de cada uno de nosotros, para vivir con la vida que nos corresponde, pero también con las mochilas que nosotros libremente queramos coger.
No somos máquinas de gastar tiempo, no somos luces que están quietas esperando agotarse. Somos seres humanos que debemos dominarnos y decidir con libertad. Nada de todo lo que nos puede pertenecer en todo nuestro camino, es más importante que el tiempo de vida, esa vitalidad que se va acabando mientras se consume, pero que nos pertenece a nosotros mismos. Si no te gusta tu vida, intenta cambiarla. Habla con los que te rodean, pide cambios, exige cambios. Analiza tus formas, tus fortalezas. Y no te dejes agotar.