La otra receta es que las políticas expansivas las realice el Estado para controlarlas y sobre todo distribuirlas, a costa de ayudas en créditos a nuevos proyectos, a las personas desplazadas del sistema laboral, a la creación de actividad económica con ayuda pública.
Ambos sistemas pueden ser malos o buenos, pueden funcionar bien o mal. Depende de las formas y de los modos o de los “hasta dónde”.
El empleo lo crean las empresas, eso sin duda. Pero a su vez lo que quieren todas las empresas es ganar mercado, tener beneficios, disponer de seguridad en su actividad, crecer, tener ayudas públicas para competir ante procesos comerciales complejos, donde los vecinos de territorio, sean o no del mismo país son su competencia brutal.
A su vez las nuevas actividades casi siempre las crean pequeñas empresas que antes no existían, que hay que apoyar y que por su diminuto tamaño inicial necesitan apoyos públicos para no ser devoradas por los grandes tiburones que los rodean.
Ambos sistemas pueden ser malos o buenos, pueden funcionar bien o mal. Depende de las formas y de los modos o de los “hasta dónde”.
El empleo lo crean las empresas, eso sin duda. Pero a su vez lo que quieren todas las empresas es ganar mercado, tener beneficios, disponer de seguridad en su actividad, crecer, tener ayudas públicas para competir ante procesos comerciales complejos, donde los vecinos de territorio, sean o no del mismo país son su competencia brutal.
A su vez las nuevas actividades casi siempre las crean pequeñas empresas que antes no existían, que hay que apoyar y que por su diminuto tamaño inicial necesitan apoyos públicos para no ser devoradas por los grandes tiburones que los rodean.
A veces las grandes devoran a las pequeñas simplemente dándoles trabajo tasado como subcontratas incluso públicas. Hay muchas maneras de impedir que una nueva empresa crezca para que su competencia sea débil.
Por eso cuando los discursos económicos desde un lado o desde el otro se centran en hablar de impuestos nos están robando la realidad para hablarnos de lo más sencillo de entender. Todos (o casi) odiamos a Hacienda. Y cuando nos dicen de pagar menos impuestos muchos se alegran pensando en que es la solución. Es mentira.
Ni es el único, ni es el bueno, ni nos dicen realmente de lo que se habla cuando se nombra bajar impuestos. ¿Sabemos quien de verdad paga el Impuesto de Sucesiones? ¿Y a quién beneficia que se suprima? Pues curiosamente la inmensa mayoría no viven en grandes ciudades ni son trabajadores ni son dueños de PYMES.
Hablamos del IRPF como el impuestos que todos parecemos entender a la hora de bajar o subir impuestos, cuando en realidad hay decenas de impuestos sobre los que no se quiere hablar y son más gravosos a las familias. Por ejemplo el IVA, el de la energía, los impuestos o cargas municipales por el agua limpia o sucia, el de los coches y transportes, el de la construcción en todas sus vertientes, etc.
Se habla de que España tiene unos impuestos muy altos pero es mentira. Si se compara con Europa el porcentajes mirado desde todas las ópticas posibles es menor. En valor real, en comparación a sueldo o nivel de vida, en PIB o actividad económica, pagamos menos impuestos que los que se pagan en aquellos países europeos (sobre todo del Norte y Centro) a los que nos queremos comparar.
Crear empleo es también —y casi en estos tiempos sobre todo— enseñar a crear empleo, autoempleo, PYMES o iniciativas personales de innovación y nueva economía.
Por eso cuando los discursos económicos desde un lado o desde el otro se centran en hablar de impuestos nos están robando la realidad para hablarnos de lo más sencillo de entender. Todos (o casi) odiamos a Hacienda. Y cuando nos dicen de pagar menos impuestos muchos se alegran pensando en que es la solución. Es mentira.
Ni es el único, ni es el bueno, ni nos dicen realmente de lo que se habla cuando se nombra bajar impuestos. ¿Sabemos quien de verdad paga el Impuesto de Sucesiones? ¿Y a quién beneficia que se suprima? Pues curiosamente la inmensa mayoría no viven en grandes ciudades ni son trabajadores ni son dueños de PYMES.
Hablamos del IRPF como el impuestos que todos parecemos entender a la hora de bajar o subir impuestos, cuando en realidad hay decenas de impuestos sobre los que no se quiere hablar y son más gravosos a las familias. Por ejemplo el IVA, el de la energía, los impuestos o cargas municipales por el agua limpia o sucia, el de los coches y transportes, el de la construcción en todas sus vertientes, etc.
Se habla de que España tiene unos impuestos muy altos pero es mentira. Si se compara con Europa el porcentajes mirado desde todas las ópticas posibles es menor. En valor real, en comparación a sueldo o nivel de vida, en PIB o actividad económica, pagamos menos impuestos que los que se pagan en aquellos países europeos (sobre todo del Norte y Centro) a los que nos queremos comparar.
Crear empleo es también —y casi en estos tiempos sobre todo— enseñar a crear empleo, autoempleo, PYMES o iniciativas personales de innovación y nueva economía.
¿Cuantas horas de todo nuestro proceso educativo se dedican a enseñar a los alumnos a crear empleo, empresas, innovar, autoempleo o inversiones pequeñas para construir riqueza?
Pero esto en España no encaja bien con nuestra forma de ser. Hablamos mucho de las horas de Religión en los colegios, de casi casi Formación en Espíritu Nacional sea democrático o religioso, pero no somos capaces de hablar del futuro personal a la hora de CREAR nuestro propio empleo.
¿A quién NO interesa que se creen en España nuevas empresas? Efectivamente, a las empresas que ya existen.
¿Cuál es el motivo de que todos los créditos oficiales o públicos en España durante las últimas cuatro décadas los hayan dado Bancos o Cajas de Ahorros privadas, con el visto bueno del Estado quien paga un diferencial de interés, pero no es capaz de tener su propio Banco Público para dar créditos con arreglo a las estrategias de Estado y no a las de la viabilidad económica de proyectos, aunque muchas veces sean reiterativos y por ellos obsoletos en el medio plazo?
No es fácil entender que esos créditos estatales que ayudamos todos los españoles a soportar con parte de nuestros impuestos, no se realizan con proyectos diseñados con anterioridad por el Estado para buscar el futuro del país.
¿A quién NO interesa que se creen en España nuevas empresas? Efectivamente, a las empresas que ya existen.
¿Cuál es el motivo de que todos los créditos oficiales o públicos en España durante las últimas cuatro décadas los hayan dado Bancos o Cajas de Ahorros privadas, con el visto bueno del Estado quien paga un diferencial de interés, pero no es capaz de tener su propio Banco Público para dar créditos con arreglo a las estrategias de Estado y no a las de la viabilidad económica de proyectos, aunque muchas veces sean reiterativos y por ellos obsoletos en el medio plazo?
No es fácil entender que esos créditos estatales que ayudamos todos los españoles a soportar con parte de nuestros impuestos, no se realizan con proyectos diseñados con anterioridad por el Estado para buscar el futuro del país.
Y que no vayan acompañados de una formación muy alta para hacerlos viables y un control exquisito para que no fracasen.
Crear una empresa es complicado, muy complejo a veces, por eso en un inicio hay que ayudarles desde muy diferentes frentes, y las ayudas no son simplemente que paguen menos impuestos, sino sobre todo que tengan asesoramiento, formación, apoyos a los créditos y a la financiación, apoyos al acceso a los mercados exteriores.
No existe ninguna empresa que esté empezando y que no desee pagar un 50% de sus beneficios…, si con el otro 50% puede ir creciendo sin parar y con seguridad, con ayudas de todo tipo para acceder a nuevos mercados.
No existe ninguna empresa que esté empezando y que no desee pagar un 50% de sus beneficios…, si con el otro 50% puede ir creciendo sin parar y con seguridad, con ayudas de todo tipo para acceder a nuevos mercados.
Lo que otros gurús de la economía liberal ofrecen es que paguen un 30% de impuestos por sus beneficios, pero que tengan que luchar a brazo partido contra mercados grandes ya dominados por empresas grandes. ¿Tú que preferirías? ¿De verdad pagar más impuestos supone tener menos beneficios?