Hay muchas formas de medir la pobreza de las sociedades, y una de ellas es saber cuanto de su gasto semanal dedican a la supervivencia pura y dura. Saber qué porcentaje del gasto semanal de cada familia se dedica a lo más básico, la alimentación y los vicios personales como son el tabaco y la bebida.
En este cuadro, del año 2011, vemos la inmensa diferencia que hay entre países africanos y los que consideramos más occidentales. Ya no estamos midiendo la cantidad de dinero total que cada familia dedica a su gasto, sino el porcentaje que dedican a lo más básico.
Sabiendo que además es mucho más bajo en estos países pobres, nos podemos hacer una idea de la enorme diferencia de gasto, consumo, consumismo, bobadas que utilizamos los occidentales para seguir vivos.