En realidad era un empobrecimiento de todos los ciudadanos que tenían capital. Seguías teniendo el mismo dinero ahorrado, valía lo mismo para comprar bienes internos, pero había perdido valor para poder comprar bienes que se traían desde otro países, que subían de precio, al modificar el cambio de la moneda, bajando su valor.
Según los momentos económicos a las monedas se las dejaba libres ante los mercados, o se las devaluaba por decreto para resultar más fácil vender y exportar, al tener un precio más bajo. Efectivamente, esto suponía también que nos resultase más caro comprar. Por ejemplo tecnología o energía. Pero al ser más barato vender se reactivaba la economía. Era una forma muy burda y casi prehistórica de crecer artificialmente y crear empleo.
En los años 70, en concreto este artículo del periodista Antonio Álvarez Solís es del verano de 1976, las empresas españolas eran muy débiles pues salían de una dictadura donde la modernización y el control productivo, los sistemas de control de calidad o de optimización productiva, no existían. Y se demandaba parecernos más todavía a los países pobres, para poder vender.
Lo malo de las devaluaciones sin control o sin reformas, es que sus posibles beneficios enseguida eran absorbidos por un sistema económico y productivo antiguo, obsoleto, carente de sistemas de control y que trabajaba sin la formación oportuna. Sin duda uno de los problemas más duros de nuestra Transición fue la mala calidad formativa de muchos de nuestros empresarios.
En los años 70, en concreto este artículo del periodista Antonio Álvarez Solís es del verano de 1976, las empresas españolas eran muy débiles pues salían de una dictadura donde la modernización y el control productivo, los sistemas de control de calidad o de optimización productiva, no existían. Y se demandaba parecernos más todavía a los países pobres, para poder vender.
Lo malo de las devaluaciones sin control o sin reformas, es que sus posibles beneficios enseguida eran absorbidos por un sistema económico y productivo antiguo, obsoleto, carente de sistemas de control y que trabajaba sin la formación oportuna. Sin duda uno de los problemas más duros de nuestra Transición fue la mala calidad formativa de muchos de nuestros empresarios.
Otro problema añadido a las devaluaciones es que hacían subir la inflación con lo que parte de los beneficios se escapaban en pocos meses.