Trabajar duro puede ser (debe ser) un ejercicio de lo más maravilloso del mundo. Si trabajas a disgusto, si te resulta muy duro el día a día y siempre te estás quejando de tu trabajo, es simplemente que estás realizando un trabajo que detestas o que no te gusta. Y eso es grave, importante, sobre todo porque en estos años es muy complicado poder salir de ese bucle. Pero si estás invirtiendo tu propia vida en algo que te desagrada, eso no debe ser admitido sin rebelarte.
Si lo que hacemos en nuestro trabajo nos gusta… ya somos ricos, ya tenemos la felicidad (que eso no tiene precio) de estar utilizando nuestro tiempo en algo que nos gusta, nos sirve.
Si no te implicas en tu trabajo, si no es posible trabajar con pasión por el motivo que sea, es que ese trabajo no merece la pena, no te encaja. No te escapes, de momento, pero admite que a medio largo plazo, algo importante debes hacer, un cambio profundo en tu vida laboral debes emprender.
Daría igual qué talento tienes, todos tenemos una capacidad más que suficiente para hacer un trabajo importante e interesante y que además nos gustaría poder hacer. Poder trabajar en lo que "amas" es fabuloso, pues además te pagan por ello, aprendes cada día más de lo que te gusta y entregas tu vida a algo que consideras útil.
Ya he dicho que no todos los momentos son buenos para poder escapar de trabajos esclavistas o desagradables para tu forma de entender el trabajo. Así que nos tocará esperar mejor momento. Pero esperar no es no hacer nada, es emplear el tiempo para ir preparando el cambio. A costa de formarte, de conocer las oportunidades y opciones que hay en el mercado, de acercarte poco a poco hasta esas orillas e ir fijándote por dónde se puede entrar.
No intentes lograr o resolver en pocos días lo que posiblemente llevas años o meses sufriendo. Es mucho mejor conseguirlo en positivo que intentarlo y caer por falta de información y formación.