Todos necesitaríamos vivir en espacios como el que vemos arriba, el río Gállego recorriendo terrenos de Huesca. Pero es imposible, la inmensa mayoría vivimos en ciudades grandes, en donde el contacto con la naturaleza la tenemos que ir a buscar, a veces lejos. Por eso el diseño de las ciudades es muy importante para la salud física y mental.
En Zaragoza se han abierto a trabajar en una Agenda Urbana para hacer la ciudad mas verde y sostenible. Es el camino, pero hay que recorrerlo.
Estamos dentro de una serie de problemas importantes que han ido creciendo con el nuevo siglo XXI. Hay que ordenar mejor los territorios pues las personas se mueven buscando calidad de vida. Estamos dentro de un cambio climático que debemos aprender a gestionar sobre todo si no somos capaces de revertir. Hay que analizar el tipo de movilidad personal de las sociedades y dotar de mejores movilidades públicas o comunales.
Tenemos que convertir a las ciudades en más sostenibles, pero a la vez en más amables, habitables, inclusivas para todos, dentro siempre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. ya están marcados, simplemente hay que obedecerlos.
El suelo de los territorios no nos pertenece, aunque creamos que lo hemos comprado. En una ciudad los Planes de Desarrollo deben velar por el crecimiento y por el diseño de ese crecimiento.
Hay que revitalizar los barrios cada 50 a 75 años, por Ley Natural de envejecimiento de sus habitantes pero a su vez de sus infraestructuras y diseños.
Hay que convivir con este cambio climático y saber diseñar las ciudades desde el plano de futuro. Ni podemos consumir insosteniblemente, ni debemos consentir que sea un consumo mal repartido. Todo consumo genera sus recursos antes y después y esos sí que los pagamos entre todos.
Hay que explicar más y mejor qué es la Economía Circular, la Economía solidaria, la Economía del Bien Común. O nos tomamos en serio el diseño de nuestras formas de vida, o serán ellas las que nos obligarán a tener que tomar medidas mucho más drásticas y urgentes.
Las ciudades tienen que ser más verdes, más habitables, más saludables y ser amigas de sus habitantes. Menos cemento en los suelos, más tierra y más verde. Sobre todo como defensa fácil y barata para los calentamientos y los cambios climáticos extremos.