José Pastor, Administrador único de la inmobiliaria Urbem, dice con todas las pocas ganas del mundo económico, que la solución a la actual situación de la vivienda en España “no es bajar precios, porque no son patatas”; y tiene razón, no son patatas pero sin un grave problema que pasa por ponerle el precio que el mercado —ese invento capitalista que tanto adoraban las empresas inmobiliarias—, decida.
Es cierto que si cada español supiera que su puesto de trabajo iba a ser para siempre y que sus ahorros irían en aumento y que sus sueldos serían cada días más lógicos y altos —tal vez digo—, sumando todos esos conceptos más la seguridad de que si lo despiden encontraría trabajo pronto y que los bancos no le iban a engañar nunca y que el precio que está pagando por una vivienda es el lógico con arreglo a sus costes —tal vez sigo diciendo—, entonces se plantearía comprarse una vivienda nueva o usada.
Pero son excesivos condicionantes, una vez que ya hemos engañado al futuro cliente o a sus padres, muchas veces en poco tiempo. Por cada noticia del desahucio de una vivienda en la que una familia creía que iba a ser el hogar de su vida, hay mil clientes menos dispuestos a comprar una vivienda en España. Y mientras no seamos capaces de restar miedo en vez de amplificarlo, no hay solución, sea el precio que sea el de la vivienda. Y si estamos convencidos de que este chocho viejo de jugar al Monopoly no se ha acabado, pues seguiremos sin saber encontrar soluciones a la economía española.
¿Cuántas viviendas están en manos de los bancos? ¿qué precios tienen apuntados en sus contabilidades y cuales son los precios reales de una vivienda para este año 2012? ¿alguien sabe cual es el precio real de una vivienda en estos momentos?