Muchas personas no se atreven a montar su propio negocio, a emprender o a poner en marcha sus ideas, solo o en compañía de más personas, por las ideas preconcebidas que traemos en la mochila vital y por el miedo a lo desconocido. También por tener una autoestima baja y creer que no se está lo suficientemente preparados para salir de la zona de confort y enfrentarnos a los nuevos trabajos que implican salir de la rutina y de lo establecido.
Es verdad que los miedos nos atenazan, que no sabemos bien con qué nos vamos a encontrar, y sobre todo no sabemos cómo hay que reaccionar ante las dificultades. Estas vendrán, seguro, pero no es tan complicado afrontarlas, y tratar de vencerlas. Y si es difícil, lo será para todo el mundo.
Nadie nace preparado para emprender ideas y negocios. Hay lecciones que sólo pueden aprenderse con la experiencia que te ofrece la propia idea al ponerla en práctica. Se aprende equivocándonos, probando y avanzando en la formación constante según la vayas necesitando, eso sí, con una base formativa lo más amplia posible para empezar. La base no es sólo lo necesario para tu oficio, sino también lo es sobre vender, sobre gestionar equipos y proveedores, sobre contabilidad y normas fiscales. Pero nada es tan complicado como para no aprenderlo.
Cometemos errores en la vida profesional que debemos rectificar cuanto antes. Son básicos, pero nos muestras el lado más absurdo de nuestras posibilidades para triunfar.
No somos nada puntuales como sociedad.
No sabemos aceptar el fracaso
No queremos escuchar nunca las críticas
Trabajamos por dinero y no por objetivos
Nos falta autoestima
No tenemos una formación actualizada
No sabemos nada de microeconomía