No nos conocemos. No, tú y yo sin duda, no nos conocemos. No, me refiero a que ni nosotros mismos nos conocemos. Somos como somos, que ni eso está claro, incluso somos la suma de lo que somos más lo que creen que somos según el punto de vista de los demás, así que no tenemos que dudar. ¡Nosotros mismos no nos conocemos!
Y la respuesta sería mucho más sencillo ¡¿Y para qué nos queremos conocer?!
Al final seguiremos siendo lo que los demás ven de nosotros. Y para nosotros somos lo que nosotros nos autoengañamos que somos. Ni los asesinos se consideran asesinos. Ni los ladrones de guante blanco saben de lo que les hablamos.
Dejémoslo así, en que no sabemos qué somos y ni nos importa saberlo.