26.3.23

¿Qué carrera profesional elegimos estudiar?

Elegir qué tipo de estudios superiores quieres hacer es una decisión muy importante en nuestras vidas. Nos va a marcar para el resto de la vida, tanto si la continuamos hasta el final como si la abandonamos, tanto si al final resulta ser la profesión con la que logramos montar nuestra vida laboral, como si se queda en el olvido profesional pero que siempre nos pesará encima como gran duda.

Elegir la Formación Profesional, sea a través de la Universidad o de una FP es una decisión que debe ser tomada por cada uno de nosotros, aunque en ese momento nos creamos muy jóvenes para ello. 

Podemos escuchar consejos, opiniones, pero solo escuchar. Al final tenemos que hacer y tomar nuestra la decisión, y saber que aunque escuchemos sugerencias, tendremos que ser nosotros los que decidamos y los que pongamos todo el esfuerzo en lograr los objetivos.

Por eso es fundamental que la decisión NOS GUSTE. Las opiniones de otras personas viene mediatizadas por su experiencia, or sus deseos de que triunfemos pero no tanto por nuestros propios deseos, y a veces aunque hay que escuchar a los que nos rodean sobre todo por las ventajas e inconvenientes de cada opción, tenemos que hacer vales también lo que nosotros creamos que somos capaces de hacer, no tanto como dificultad, como deseo de sentirnos felices con lo que deseamos aprender.

Es posible también que haya personas que hablen desde su experiencia fracasada, desde las opciones que ellos mismos eligieron y abandonaron. Eran otros tiempos, y eran otras personas. No sirven esos ejemplos, si acaso que para tomar buena nota y repasarlos con arreglo al tiempo actual y a nuestras opciones. 

Lo que es bueno o malo para una persona, no tiene que ser igual de bueno o de malo para las demás. 

Es posible también que desechemos algunas opciones pensando que no tenemos vocación para ellas, que creamos que la vocación es imprescindible y que en esos momentos no la hemos demostrado, no la vemos dentro de nosotros.

La vocación es algo muy etéreo, puede construirse, se afianza con la práctica o al revés, se pierde por el mismo motivo. Una vocación depende mucho de los estímulos que vayamos recibiendo en nuestra formación. 

Unos buenos profesores ayudan a descubrir nuestras propias posibilidades, a entender lo valioso de una profesión y sus opciones de futuro.

Así que debemos pensar qué cantidad de esfuerzo estamos dispuestos a asumir, descubrir cuanto estudio somos capaces de hacer en calidad. Y tenemos también que mirarnos por dentro para descubrir que nos gusta, y sobre todo que nos gustaría estar haciendo cuando ya tengamos 30 ó 40 años de edad. 

Para ayudarnos a encontrar respuestas tal vez nos venga bien recordar qué nos gustaba de niños, qué capacidad teníamos para memorizar, para los trabajos manuales, para dirigir o para obedecer, para abstraernos, para razonar o leer, para el arte o para viajar. 

Qué soñábamos o qué tipo de locuras éramos capaces de imaginar. Somos más de comprar o de vender, de construir o de desmontar, de relacionarnos con muchas personas o de escuchar.

¿A quien de las personas que conocemos admiramos por su oficio, por su forma y modo de trabajo? Todo esto nos puede ir dando pistas para configurar nuestros deseos, nuestras capacidades, las formas de tomar decisiones que sin ser finales, nos ayuden a intentar equivocarnos lo menos posible.