Abrir un nuevo negocio aunque sea pequeño es muy complicado. Cierto. Cerrarlo es
mucho más fácil. Así que debemos tener mucho cuidado en no cometer errores
graves que nos destrocen las expectativas del negocio. Vamos a analizar nueve consejos de sentido común.
Los clientes son el fundamento de toda empresa. Nunca hay
que dilapidar clientes y siempre debe estar buscándolos. Siempre son necesarios
más y más clientes y si usted no puede atender sus demandas o bien resuelve
este problema o bien subcontrata servicios o busca colaboración o crece. Nunca
desatienda a clientes. ¿A qué cliente va a dejar en la estacada? Seguro que
mañana lo necesitará.
No gaste ni invierta más de lo que su propio negocio
demanda. Guarde siempre un remanente de su capital para los tiempos malos, que
siempre vienen. Hay meses más flojos en facturación, meses más complicado en
compras y tesorería. Hay que tenerlos en cuenta.
Nunca depende de muy pocos clientes. Es un grave error. Los
grandes clientes son muy importantes, pero deben estar acompañados de otros
clientes para que si hay retiradas no se noten tanto los fallos. Diversifique
riesgos con el número de clientes. Y sin perder atención óptima a sus clientes
importantes.
Hoy es necesario tener un horario muy flexible, una
producción muy adaptada a las demandas puntuales. Esto es muy complicado, lo
sabemos todos, pero en estos tiempos es imprescindible.
Hay que saber delegar, hay que tener un equipo de personas
que colaboren desde distintas ópticas. Se necesitan personas muy polivalentes,
adaptables a todo tipo de cambios. Sean festivos, horarios, puestos de trabajo,
adaptación a la movilidad, etc.
Hay que estar en internet. Hay muchas maneras de estar en
internet, desde las más estáticas a las más ágiles. Las redes sociales bien
llevadas son una escaparate interesante. Pero el sentido común es una herramienta
muy útil para ello.
Volvemos a los clientes. Hay que conocerlos, saber qué
demandan y qué compran en la competencia. Saber qué sensación se han llevado
tras ser su cliente. Amarlos como parte
fundamental de su empresa. Son los que le pagan su sueldo y el de sus
colaboradores. Duro, pero cierto.
Hay que estar constantemente estudiando el mercado al que se
dirige. Ver qué hace su competencia, qué demandas sus clientes y que usted no
puede dar, qué precios hay en el mercado, que proveedores son los mejor
preparados y los que dan mejor precio.
Usted y su empresa no son nadie sin los clientes, sin los
proveedores y sin los colaboradores necesarios. Usted es la argamasa que une y
da fuerza, pero siempre necesitará cosas tan dispares como arenas, cementos y
aguas.