Hoy hablaba con un amigo que trabaja desde su casa. Forma
parte de una empresa multinacional de servicios que los forman profundamente
para trabajar desde el hogar pues no siempre es sencillo lograr la misma
productividad que si se trabaja desde una empresa física.
Lo primero es levantarse a la misma hora. Vestirse como si
efectivamente fueras a trabajar a una empresa exterior y dedicar un horario
cerrado y tasado casi siempre rígido.
Los compañeros de trabajo se suelen ver por vídeo chat
varias veces todas las mañanas. Todos van con traje y corbata aunque estén en
sus casas, en una habitación o un rincón adaptado como despacho profesional.
En las horas de trabajo no admiten con facilidad ser
interrumpidos, tienen sus herramientas perfectamente ordenadas y con los logotipos
de la empresa. Atiende un teléfono particular pero distinto al que tiene en el
salón. Baja a un bar de su calla a desayunar a una hora fija.
Nunca mueve sus papeles desde la zona de su despacho a el
sofá del salón. Todo lo que tiene que estudiar, plantear o gestionar de su
trabajo lo realiza desde el espacio que tiene para ello, sin mezclar zonas.
Tal vez os suene muy rígido, pero es así como han sido
enseñados, preparados y así se han adaptado a trabajar en su casa como si lo
hicieran en una empresa exterior a su hogar. Con las ventajas de no tener que
desplazarse.