Ya estamos en el siglo XXI y dentro de
esta inmensa crisis de la que llevamos siete años sufridos, todos saldremos.
Pero no sabemos ni cuando ni cuantos. NO todos vamos a salir de la crisis igual
y a la vez. Algunos lo harán antes, otros nunca saldrán, los habrá que tardarán
tanto que se les acabará la vida laboral y otros habrán perdido parte de sus conocimientos
cuando ya puedan volver a estar en el mercado laboral.
Pero todas estas condicionantes dependen
de nosotros. Nosotros debemos YA intentar que nos afecten positivamente y que
nos pillen preparados para el momento en que podamos volver a tomar todos los
impulsos necesarios.
Además de quejarnos —incluso siendo
pesimistas y no renegar de ello— debemos trabajar para que cada uno de nosotros
esté lo mejor preparado y con una mirada positiva ante el presente, la
productividad, el trabajo y el futuro. Puede sonar complicado, y lo es. Pero
hay que trasmitir soluciones, optimismo, capacidad, saber estar, incluso
disimular.
Hay que adaptarse a los cambios que nos
han venido. No sirve de nada soñar con lo anterior, pensar que esto es mucho
peor y pelear por recuperar lo viejo. Esto es lo que ahora tenemos, debemos
mejorarlo, pero desde dentro, sumergiéndonos en ello y adaptándonos a las
nuevas realidades.
Solo si somos capaces de entender lo que
nos rodea, el nuevo mercado profesional y productivo, seremos capaces de salir
airosos de nuestra pelea contra —y a favor— del futuro. Del nuestro y del de
nuestra sociedad.
Siempre hemos tenido tiempos complejos,
inseguridades laborales, necesidades constantes de reciclarnos. Y siempre
algunos han sabido salir muy bien de esas peleas contra los entornos.
Comprender. Colaborar. Conversar. Conectarnos.
Conocer. Compartir.
Hay que saber trabajar en equipo, tener
ideas propias, saber presentar un proyecto, tener capacidad de hablar en público,
estar siempre conectado con todo el mundo, entender a los que te rodean, adaptarte a
todos los cambios. ¿Necesitas ser Superman? No. Pero si que es verdad que
necesitas ser de goma, tener capacidad para cambiar de velocidad varias veces
al día.
Un conocido puede ser tu empleador, tu
cliente, tu proveedor, tu colaborador, tu competidor, tu socio. Todo está
abierto, así que cuídalos y entrega para recibir. Los roles profesionales
cambian constantemente y hay que estar preparado para ello.
Hoy si no estás en red no estás. Lo saben los que
te hacen una entrevista de trabajo, tus clientes potenciales, tus profesores,
tus proveedores. Lo sabes tú. Esto supone estar constantemente aprendiendo,
pero no se debe hacer otra cosa.