El objetivo de emprender está cambiando en los últimos tiempos, dejando de ser el aspecto monetario el único objetivo, para entrar en juego la predisposición a crecer y crear, el de lograr un bienestar diferente al económico.
Ya tenemos en cuenta también el aumento de la economía productiva con sentido de bien común, la creación de cooperativas de muy diverso tipo y nombre, el ser uno mismo nuestro propio jefe, el crear un proyecto para poder dar trabajo a familiares, el construir un proyecto como ayuda a la formación propia o de los hijos, el pensar que es una buena manera de poner a trabajar los propios ahorros una vez que los bancos nos quieren seguir engañando siempre.
También ha aumentado la edad del emprendedor que ahora ya no es un joven recién salido de la Universidad, sino un joven adulto cuarentón que además de formarse profundamente, ha trabajado en varios lugares no con la idea de lograr un trabajo fijo sino con la de seguir aprendiendo en aquellos sectores que le interesan, para aumentando la experiencia saber defenderse mejor ante la decisión de emprender.
Cuando salgamos de la actual crisis (que dura 15 años de momento, desde 2008 a 2022) no va a ser sencillo encontrar excelencias desempleadas y la mediocridad será la tónica para esos mierda sueldos actuales.
Es decir, muchas empresas saldrán perdiendo buenos profesionales, que aprenderán a moverse entre empresas, una vez que ya ellos no creen en ninguna de las empresas que les han estado literalmente explotando.
Los trabajadores deben planificar bien su carrera profesional, pensando en la formación reglada pero también en la formación que se obtiene desde dentro de las empresas. Y huir de aquellas en las que no sea posible aprender.
Si sumas un sueldo basura y un trabajo monótono, estás equivocando el futuro o estás pillado por los gastos fijos.