En el trabajo, cada día más la tecnología
sustituyen la labor e incluso decisiones de los operarios, de las personas.
Podríamos pensar pues que la importancia de las personas es cada vez menor en
todo proceso productivo.
Y siendo cierto en algunos aspectos, no lo es en su
global, pues los caminos para convertir los equipos humanos en excelentes tocan
muchos aspectos además del meramente funcional.
No todos los integrantes de los equipos
humanos tienen la misma importancia a la hora de tener que valorar su capacidad
para tomar decisiones. Por eso es fundamental diseñar qué tipo de decisiones
operativas deben y tienen que realizar cada integrante del equipo y distribuir las tareas con arreglo a las capacidades de cada integrante del equipo. Paree básico, pero se nos olvida en muchas ocasiones.
Debemos como responsables de los equipos
productivos, que saber qué tipo de ideas, conocimientos, capacidad de reflexión
y análisis, inteligencia y flexibilidad, capacidad de decisión y de plasmar
organizadas sus ideas, tienen cada uno de los integrantes de nuestro equipo de
trabajo.
¿Cuál es la capacidad de cada persona?
¿Son integrantes del equipo con cambio de velocidad física y mental? ¿que admiten
diferentes cargas de trabajo según el momento? ¿saben asumir los errores y
modificar hábitos con facilidad? ¿tienen capacidad de aprendizaje y de
trasmitir sus conocimientos al resto de integrantes del equipo?
Es posible que en estos momentos de grave
crisis económica y laboral, y por ello también productiva en muchos casos, nos
estemos planteando excesivas solicitudes cuando a cambio les racaneamos todos
sus derechos. En todo proceso de intercambio de conocimientos, hay que valorar
y muy bien la calidad de la relación laboral, lo que se ofrece a cambio de la
excelencia.