La lección es breve: sal a vivir.
Disfruta de las cosas más pequeñas de la vida. Da un paseo, da un abrazo, disfruta de una puesta de sol o de una película.
Llena tu tiempo, tu día a día de cosas que sean placenteras, sí, hay obligaciones que cumplir, pero dedica unos instantes a tu cuerpo y tu mente, a esas aficiones que no prácticas porque dices que careces de tiempo.
Y si tienes amistades sal por ahí, escucha una y otra vez esa canción que te encanta y te sabes de memoria.
Que más da lo que opine el vecindario si cantas mal. Solo preocúpate de ser feliz, porque…, porque un día la dama negra te hará una visita y se acabó.
Y a ella le da igual que tengas 20 o 80 años, que comas lechuga o chorizo. Ella decide que se acabó y te saca billete de ida para el último viaje.
Por eso deja las nimiedades en un cajón, y vive hoy como si fueras a morir mañana.
Por si acaso hoy pienso cenar tortilla de patatas. Con cebolla, por supuesto.
Que más da lo que opine el vecindario si cantas mal. Solo preocúpate de ser feliz, porque…, porque un día la dama negra te hará una visita y se acabó.
Y a ella le da igual que tengas 20 o 80 años, que comas lechuga o chorizo. Ella decide que se acabó y te saca billete de ida para el último viaje.
Por eso deja las nimiedades en un cajón, y vive hoy como si fueras a morir mañana.
Por si acaso hoy pienso cenar tortilla de patatas. Con cebolla, por supuesto.
Laura Puente