La vida es un constante contrato entre las partes de uno mismo y algo que no conocemos ni somos capaces de imaginar. A veces lo firmamos con letra y otras de forma verbal o con la mirada. Incluso los hay que con un simple apretón de manos dan por finalizado las negociaciones. Un contrato es algo muy serio. Y si hay dudas mirar la viñeta de Gila con la que acompaño el texto.
Nada hay más serio que la muerte programada. Y más válido que la muerte de susto en una noche fría. Lo malo no es la muerte sino el dolor asociado.
Yo no creo en Dios… pues de existir vaya pedazo de incapaz por permitir el mundo que tenemos.
Lo digo yo que soy de los que tienen suerte. Si existiera Dios permitiendo el dolor que existe entre inocentes, tendríamos que concluir que es malo. Así que prefiero pensar que no existe.
No sé el motivo por el que hablo de muerte cuando desearía hablar de vida. Debe ser que van unidas. Si viene la primera es porque antes hemos tenido la oportunidad de gozar de la segunda. Otra cosa es que no hayamos podido o sabido aprovechar bien los tiempos. En realidad todo son eso, tiempos entre que empieza la película y asistes a la música final.