Todos en realidad estamos improvisando sobre la marcha… y cuando creemos que ya sabemos algo de todo esto… estamos tan cansados que no nos apetece nada seguir luchando… en el mejor de los casos.
Así que tal vez lo mejor que podemos sacar como conclusión final sea que mientras improvisamos con nuestras propias vidas, disfrutemos, seamos capaces de saber qué somos, qué nos gusta, con quien nos gusta, y seamos capaces de saborear la sonrisa y las miradas de los que nos acompañan.