No es nada sencillo saber qué somos, pues dependemos de nuestra propia mirada que muchas veces está viciada por multitud de motivos ajenos incluso a nosotros. Así que deberíamos aprender a mirarnos, a ser sinceros con nosotros, no para castigarnos, sino para intentar ser más felices con nuestras opciones de vida.
La autoestima es muy importante si tiene el tamaño correcto, por eso es fundamental conocernos de verdad, sin engaños o auto engaños, y a partir de esos conocimientos propios defendernos de lo que puedan decir u opinar los demás.
Solo somos lo que somos, nunca lo que los demás quieren que seamos, ni tampoco lo que los demás creen que somos.
¿Y cómo estamos seguros de que lo que creemos que somos… es lo que realmente somos?
Pues la respuesta es muy sencilla. ¿Nos importa mucho saber lo que realmente creen los demás que somos? Lo único que sirve es estar seguros de lo que somos a base de nuestra propia forma de vernos.
Y eso sí, modificar esa aseveración si nos convencemos nosotros de que estamos equivocados. Pero no dudar de nosotros mismos, pues eso nos llevará al caos. Si hay dudas, revisar y estudiarnos qué somos y si queremos ser de otra forma.
Cambiemos las veces que sean necesarias —mejor que sean pocas— pero siempre que lo hagamos que sea por nuestro propio convencimiento y nunca por lo que nos parece que opinan los demás.
Si tenemos dudas de lo que realmente somos nosotros… ¿estamos seguros de lo que creen los demás de nosotros?