Todos vosotros habéis observado en estos meses de pandemia a "la gente", es decir a todos los que están como nosotros, revoloteando por la vida a la vez que nosotros y que como tu y yo están un tanto aturdidos, asustados, preocupados, más pobres en casi todos los casos, y sin entender casi nada. Que nos pase a muchos no es consuelo para nadie.
Creo que nos dividimos en al menos tres grupos o al menos esos tres grupos son los que más espacios social ocupamos, somos las divisiones más claras de todos nosotros en unos tiempos históricos que estamos viviendo y pensamos superar.
Primero están los que le importa un huevo esta pandemia, que se les ve mucho en los medios de comunicación haciendo fiestas, pero son la minoría. Negacionistas unos pocos, pero sobre todo vividores del día a día que piensan que a ellos no les quitan la juega ni con estropajo.
En segundo lugar venimos los que nos preocupa este virus y esta enfermedad social, nos cabreamos por las mañanas al ver los datos primeros y admitimos que así no vamos a ningún sitio; los podría calificar de: "Los Segundos" de a bordo.
Aquí hay una mezcolanza tremenda, pues estamos los cabreados, los que no entendemos, los que nos vamos empobreciendo, los que cierran sus negocios, los que no puede ver a sus nietos, los que su vida se ha visto cambiada. Y lo que parecía para unos meses que en junio nos advertían que ya venía la "Nueva Normalidad" ahora estamos como quemados de que en realidad no vienen más que Olas que nadie entiende ni sabe gobernar.
Y luego están los terceros, los que realmente tienen miedo de verdad, los que no salen, los asustados y MUY preocupados, los mayores de edad mayor, los muy cabreados, los que ya ni se quejan, sino que simplemente se quedan amulagados esperando el milagro, sean o no sean ateos, religiosos o agnósticos.
Hoy visitaba un lugar público donde siempre desde hace muchos años siempre hay un centenar de personas dentro del espacio. Hoy no llegábamos a la docena. Queda claro que los que no están son del tercer grupo, de los asustados y muy mayores. Pero esos también hacen ciudad, sociedad y consumo. Esos también tienen opinión, voz y mucho cabreo.
Siempre he dicho —desde hace 10 meses ya y lo tengo escrito— que era malo sacar a los Capitanes Generales militares a dar la cara, y que era malo dejar la pandemia en manos de Sanidad. Lo primero se entendía fácil, lo segundo nunca se ha entendido. Lo comprendo pero sigo pensando lo mismo.
Esta pandemia NO ES UN PROBLEMA solo sanitario, es un problema social, de toda la sociedad y de todas sus aristas.
La solución vendrá de la Sanidad, pero antes hay que tomar decisiones que no son sanitarias. Y hay que comprender las decisiones desde ámbitos NO sanitarios, para que hagan efecto con el menor daño posible a otras áreas sociales. Hay gestiones y grandes matices que NO SE PUEDEN TOMAR BIEN DESDE SANIDAD sino que hay que pelearlas desde otros ámbitos políticos y de gestión, de incluso entendimiento. Pero si, ya me callo.