Los nuevos programas informáticos de Inteligencia Artificial (IA) están modificando las opciones de los alumnos para responder en exámenes o para realizar sus deberes escolares, pero no sirven para aprender, sino para no tener la obligación de aprender, que es todo lo contrario.
Urge buscar métodos de exámenes diferentes, de interacción entre alumnos y su formación, y que tenga en cuenta estas nuevas herramientas. Hay que poner en valor que no es lo mismo aprobar exámenes que aprender contenidos.
Hay que poner en valor al profesor, a sus conocimientos reales que curiosamente no se mueven como lo hace la IA desde hace cientos de años al menos.
Hay que intentar que cada cada vez tengan que ser las diferentes pruebas de calificación más orales y no ser escritos todos los exámenes. Las explicaciones en clase, las clases magistrales o del día a día deben saber defenderse ante las opciones que plantea la IA.
Menos libros y apuntes, más conocimiento oral y práctica.
La educación tiene la obligación de estar por delante de todas las herramientas que vayan surgiendo en detrimento de la capacidad de formar realmente a las personas.
Si no somos capaces de hacerlo así, lograremos un número de aprobados mayores, y un número de torpes funcionales también más elevado.
Julio Puente