¿Quien es tu mayor amigo? No, no, con sinceridad, el mejor amigo es… eres tú. Si te empiezas a entender, si incluso te amas a ti mismo, es mucho más sencillo entender a los demás y repartir ese amor hacia los demás.
¿Te suena a muy religioso, a muy falso, a una idiotez? No digo que no, mucho menos en estos tiempos tan raros y asquerosamente violentos. Pero es lo que pienso. Vamos creciendo en ese asco global de no entender de amor y si acaso mucho de sexo o de desamor, o de rupturas, o de enemigos.
Estamos llenos de ansiedades, depresiones, problemas, y confundimos lo que es una enfermedad que a veces es grave con lo que son trastornos de la propia vida. Y los magnificamos, y los convertimos en casi insoportables.
Queremos soluciones ahora mismo, para todo, para YO, pero sobre todo queremos que nos las ofrezcan otros, que nos las regalen por obligación. Y la vida es una constate construcción de soluciones entre todos. Nadie es más y sobre todo nadie debe ser menos.
Empecemos por odiar menos, pero sobre todo por odiarnos menos nosotros mismos. De verdad. Utilizar la calma, la vida suave y la exigencia con arreglo a las posibilidades. Para disfrutar de un buen vino se necesita una buena compañía, no una botella de 50 euros.