Estamos vivos y esto nos parece maravilloso. Todos nosotros estamos vivos, y todos somos muy parecidos entre nosotros. Y además sabemos que nos vamos a morir. Algunos morirán de forma rápida, otros por desgracia lo harán con una larga agonía. Unos se irán jóvenes y otros se agarrarán a la vida durante muchos años. Pero sabemos que al final nos tendremos que ir de esta vida. Es normal pues que tengamos mieda a la muerte, a ese momento inevitable del que no nos vamos a poder librar.Pero tener miedo a la muerte, siendo normal, no es siempre igual, cambia según cambiamos nosotros, según nos vamos acercando a la edad anciana, a esos momentos más lógicos en los que nos veremos frente a la muerte.
¿Debemos hablar de la muerte? No ser conscientes de que la muerte existe y nos llegará en algún momento nos atenaza más que no querer pensar en la muerte. Si admitimos que somos temporales, algunas decisiones de nuestra vida serán diferentes, seguro que caqmbiaremos en parte de nuestras decisiones. Nada es eterno, luego nuestras decisiones son únicas y nos llevan y agotan un tiempo imprescindible que se nos resta del total de nuestra vida. Piensa que tus decisiones a veces no serán revertibles y por ello hay que meditarlas. Te irán llevando por caminos que no podrás desandar y que te irán restando tiempo de tu vida. Tú decides siempre.
Si sufres ataques de pánico ante la muerte, un trastorno más normal del que nos imaginamos, debes acudir a los médicos de familia en busca de ayuda, pues es un problema que se puede tratar y mejorar. Estos temores que se pueden convertir en paralizantes tienen su base en la propia muerte, en el fallecimiento de algún familiar o por haber vivido algún momento de especial tensión que te ha obligado a ver la muerte de cerca, cierta o sólo imaginada.
Recuerda que tener miedo a la muerte, en realidad, es tener miedo a la vida, a continuar avanzando, a tomar decisiones comunes pensando que nos va a llevar a estar más cerca de la muerte. Muchos miedos a la muerte se disfrazan de otro tipo de temores. A volar, a las grandes extensiones vacías, a la enfermedad aunque sea suave, al olvido, a viajar, y curiosamente este tipo de trastornos se dan más entre jóvenes, pues con la edad se analiza el tema de la muerte desde otras ópticas, con otro tipo de pensamientos. No debes perder parte del tiempo de tu vida, en pensar en la muerte. Nadie sabe cuándo nos llegará, y lo más importante, nadie sabe qué pensaremos en ese momento, pues todos nosotros vamos cambiando según avanzamos por la vida,según crecemos de edad. Lo que piensas de la muerte hoy no se parecerá en nada a lo que pienses de la muerte cuando te toque. Absolutamente en nada se parecerá.