“Un niño sin curiosidad pierde parte del niño y un niño sin creatividad pierde parte del niño”
Es una frase que nos parece básica, escrita por el gran profesor César Bona en su libro La nueva Educación. Nos parece básica pero no la practicamos, al revés, la intentamos pulir y lijar. Y la gran duda sería analizar porqué si entendemos como básico en un niño tener curiosidad y creatividad (que siempre van unidas) no lo entendemos como saludable y positivo para la sociedad estos mismos adjetivos en un adulto.
Todos deberíamos tener SIEMPRE, curiosidad y creatividad. Para nuestras relaciones humanas, pero sobre todo para nuestras relaciones sociales, profesionales, laborales, de vida, de relación con el entorno.
Sólo seremos capaces de crear sociedad, riqueza personal y grupal, si sentimos curiosidad por lo que nos rodea pues de ello nacerá la formación constante y las ganas de seguir aprendiendo y creciendo; y además teniendo creatividad pues esta nos impulsa sin duda a probar, experimentar, crear nuevos caminos, explorar y edificar, ser emprendedores, no ser nunca conformistas, confiar en nosotros mismos para aprender sobre todo a levantarnos tras cada caída.
Curiosidad primero. Creatividad después. En todos los seres humanos. Y no nos dejemos arrebatar estos conceptos, pues algunos sin duda intentan que no los tengamos, ya que con ellos en pocas manos, tendrán más poder sobre todos nosotros.