Todos necesitamos cambiar de trabajo alguna vez en la vida, incluso es bueno cambiar varias veces pues es la forma más rápida de mejorar, de aprender, de sentirte mejor, de ganar más dinero. Pero siempre que decidamos cambiar de trabajo, más en estos tiempos tan complejos, debemos tener en cuenta algunos aspectos básicos.
El primero es que la mejor forma de cambiar de trabajo es desde el trabajo. Los mejores trabajos y las mejores oportunidades de cambio surgen cuando estás trabajando en otros trabajos, en otras empresas. Por eso hay que estar siempre pendiente del cambio, y asumir que nos pueden llegar ofertas y oportunidades cuando precisamente estamos trabajando en un sitio donde estamos bien.
La otra posibilidad más normal es que estemos cansados del actual trabajo por varias posibilidades. Un mal sueldo, una relación laboral que se ha empobrecido, una mala planificación empresarial que lleva al desastre, una promoción interna que ha fracasado, un agotamiento mental que nos ha vuelto desmotivados, etc.
En estos casos hay que sopesar muy bien todas las opciones antes de tomar una decisión precipitada. Nunca te despidas sin tener recambio. Si resulta insoportable el trabajo, intenta que te despidan desde la empresa donde ahora trabajas, que te faciliten la salida de forma natural o de forma provocada. Aunque te parezca complicado no lo es tanto como sufrir después el desengaño y encontrarte sin plumas y cacareando. So lo dudes, si la empresa sitiera que tçu sobras, ellos te despedirían sin pensárselo dos veces. Así que antes de irte como un héroe, sopesa si no es mejor para tus intereses irte con una colchoneta por si hay caídas y todo sale peor de lo que imaginabas.
Recuerda que buscar un nuevo trabajo es psicológicamente duro pues no es posible medir el tiempo, las posibilidades, las oportunidades que nos vamos a encontrar. No te fíes de las buenas palabras de nadie, dichas antes de tomar la decisión. Las promesas cuando no hay que cumplirlas son muy fáciles de regalar.
Si la situación laboral es mala, háblalo con tus amigos, con tu familia. Consulta y analiza la situación con calma, sin tomar una decisión sino contemplando todas las posibilidades. Escucha pero al final decide tú. Eres el responsable última de la decisión que tomes.
Analizate, en serio. Mira tus puntos fuertes y tus debilidades. Observa qué te falta por actualizar en tu formación, mira qué se necesita en el mercado laboral actual, qué piden ahora para tu profesión. Aprende otra vez a realizar entrevistas de trabajo, pues se actualizan de forma increíble. Y recuerda que en estos últimos años la relación laboral ha cambiado mucho, lo que simplemente quiere decir que saberlo es oportuno para no sentirte mal tras el cambio. Hay que decidir en qué momento es oportuno hacer un cambio laboral, y si tienes que formarte, lo mejor es intentar hacerlo sin abandonar el propio trabajo que realizas, pues te sentirás menos presionado y con más calma para decidir.
Por último recuerda que un nuevo trabajo supone un nuevo lugar, unas nuevas distancias, unos nuevos compañeros, unas nuevas exigencias, unas nuevas oportunidades, y que a donde entres de nuevo, serás eso: “el nuevo”. Asumirlo desde el principio es muy bueno para no sentirte después derrotado, pues no saldrá todo tan bien como te imaginas. Pero al menos lo has intentado y si superas los seis primeros meses, habrás triunfado, seguro.