Los que nos toca gestionar problemas y gestiones sabemos lo fácil que es dar solución a UN problema, aunque parezca lo contrario a los demás. Lo realmente complejo es gestionar el tiempo que va desde el momento en que se produce el problema hasta que este se resuelve. En ese espacio temporal hay que tomar decisiones que pueden afectar a personas, a otras decisiones ya tomadas, y que son la suma que realmente te afecta y te complica la gestión. Hay que advertir que cuando hablamos de “problema” y de “espacio temporal” queremos advertir que los problemas a veces son complejos y además no se resuelven en segundos sino a veces en días.
Pero si vemos en la primera línea he remarcado en mayúsculas UN. Es fácil resolver UN problema y lo normal es que quien los gestiona los pueda resolver sin (casi) problemas. Para eso está. Por eso hay que seguir con la explicación de lo que entendemos como “problema”. Nos estamos refiriendo a un problema cuando por tu capacidad o por la capacidad de tu equipo, algo importante te sobrepasa, te excede en tu capacidad de respuesta. Se convierten los tiempos en imposibles, las cantidades en apabullantes, las averías te bloquean las soluciones, las bajas en tu equipo te impiden reaccionar, etc.
Dejamos pues muy claro, que gestionar y resolver UN problema de estos siendo algo extra y complejo, está en la capacidad de cualquier gestor con experiencia.
Es habitual encontrar a personas que sepan gestionar y resolver DOS problemas importantes a la vez. Ya el estrés empieza a notarse, los problemas se empiezan a entremezclar, uno de ellos interactúa con el otro y complica mucho las soluciones. Si además dispones de un equipo pequeño de colaboradores a veces es muy complicado dividir y delegar con calidad las gestiones o soluciones intermedias para encauzar el problemas. Surgen los nervios, priorizas uno, trabajas con personas que sepan mover diversas velocidades de gestión, empleas algunos trucos sencillos que con suerte suelen funcionar y que te logran sacar del problema que ya empieza a ser importante.
A partir de tener que llevar TRES problemas simultáneos es muy complicado encontrar a personas directivas que sepan y puedan gestionar los tres a la vez sin perder los nervios, sin asfixiarse, sin que los problemas se nos apoderen y nos conviertas en un pelele de nuestras propias decisiones. Estoy hablando de problemas, no de decisiones o de gestiones habituales por complicadas que estas sean.
Lo fundamental es no denotar pérdida del control. E intentar que cada uno de los problemas no sufra por la existencia de los otros dos. E intentar a la mayor brevedad posible resolver uno para quedarnos con dos. Porque no hay que olvidar que mientras tanto seguirá la gestión de la producción habitual, que si bien puedes tocar algo para ralentizar y mover soluciones de un lado a otro, no se puede nunca convertir en otro gran problema añadido a los existentes por una atención indebida.