He leído en Twitter y en algunos blog de economía que algunas personas se siguen sorprendién de que la tasa de ahorro está bajando, y la verdad es que no entiendo por qué de esta sorpresa.
Tras la publicación del análisis trimestral por parte del banco de España podemos observar ciertas pautas o curiosidades y saciar nuestra ansiedad por los datos mientras esperamos que el INE nos informe más oficialmente del cuarto trimestre de la economía española.
A parte del panorama negro que nos pinta, con caídas del 1,5% en este año que nos toca (reafirmando en parte la predicción del FMI que lo hacía en un1,7%). Reafirmando que la gran culpa del aumento del déficit autonómico es culpa de la caída en los ingresos (y en su estimación para 2011), y dando cuenta de, por ejemplo, la bajada en la tasa de ahorro.
No hay mucha discusión sobre que esta determinada tasa nos perjudica bastante. El gran problema de España es una deuda privada con el exterior demasiado abultada, que la hemos dejado pasar, junto a países como EEUU, por no ahorrar lo suficiente, por consumir más de lo que ganábamos. Lo lógico es, pues, que si queremos solucionar el problema cambiemos las tornas y empecemos a darnos cuenta de que el ahorro es algo necesario.
Pero a pesar de que había aumentado el ahorro de forma considerable durante la crisis (podemos verlo en el gráfico de arriba), la tendencia, lejos de mantenerse ha decaído tan rápido como la evolución de la crisis.
Ya he hablado en alguna ocasión de la paradoja del ahorro: Aumentos en el ahorro generalizados, provocan una caída en la actividad económica que hacen bajar la renta y finalmente, el ahorro.
Claro que, aunque se acepte, estamos hablando de datos absolutos, es decir, monetarios y agregados. La tasa de ahorro debería seguir aumentando o mantenerse constante, aun bajando la renta, si la gente sigue teniendo una deuda muy abultada que pagar, si el futuro sigue siendo desconcertante… Pero ahí es donde entra el consumo autónomo.
Si, como hace en gran parte la teoría macroeconómico, añadimos una constante en el consumo, un determinado montante que no va a variar, pase lo que pase con la renta (atribuible a la alimentación o el consumo más básico), al bajar la renta no solo va a bajar el ahorro, sino también la tasa de ahorro.
Dicho con un ejemplo. Una persona que cobrara 1200 euros podía ahorrar 300 euros al mes. Si con la crisis aumenta su proporción al ahorro, lo aumenta a 400 euros al mes. Si lo despiden, por la crisis se ha cebado con el empleo, y pasa a cobrar un subsidio por desempleo de 400 euros al mes, ¿Qué demonios va ahorrar una vez que descuente el pago del consumo del hogar, alimentación y vestimenta?
Recordemos que tenemos 5 millones de personas desempleadas, cada vez más sin la prestación por desempleo, luego la evolución del ahorro no es ni más ni menos que la esperada.
Sobre políticas de empleo, seguimos esperando. El Banco de España estima que seguirá aumentando hasta el 23% en 2012, y la reforma laboral sigue pospuesta hasta no se sabe cuando.