Montar una empresa, una microempresa incluso, requiere una inversión económica que es posible que no tengamos. Y estamos convencidos ahora de que son tiempos en los que los bancos no prestan ni por necesidad de ellos en hacer negocio. Veamos algunas alternativas.
Los chinos montar empresas, cogen traspasos, arreglan locales empleando un sistema muy antiguo hoy olvidado por todos nosotros. La familia y los amigos. El préstamos entre próximos.
Sé serio a la hora de analizar tu inversión, no te quedes corto pero tampoco te pases con gastos que no sean imprescindibles para empezar la actividad. Deja un remanente para los primeros meses de muy escasa facturación pues hay que vivir y no tener nervios excesivos.
Con el banco más conocido o con el que esté cerca de tu nuevo negocio emprendido, habla con calma, serenidad pero también convencimiento de que tu idea es muy buena. No les pidas el total de la inversión, plantea el coste total pero solicita solo una parte para que ellos entiendan que otras personas confían en tu proyecto. El bando debe sentirse seguro, más bien el banquero que te atiende, y saber que tu proyecto es serio y que te estás jugando todo tu patrimonio y tus amistades. Que hay más personas que confían en tu proyecto. Y llévales un proyecto bien planteado, por escrito y bien diseñado. Serio y creíble para que lo puedan estudiar. No quieren fallidos, no quieren clientes malos, pero necesitan clientes buenos, creíbles, serios.
Ahora toca hablar con la familia y los amigos. Solicita con serenidad y confianza una pequeña cantidad a cada uno. Incluso les puedes ofrecer una parte de tu empresa, un pequeño trozo de tu proyecto para ilusionarlos en el mismo. Intenta conseguir unos meses de cadencia sin devolución de la amortización del crédito, incluso intenta que parte de la inversión sea a costa de capital social de los familiares que van a formar parte minoritaria de tu nueva sociedad. Juega con estas dos posibilidades, capital social y préstamo con un interés de mercado. Dales información y escucha sus dudas e ideas.
Queda tu capital por poner. Lo vas a necesitar. Sin nada ahorrado es complicado crear una empresa, pero no imposible. Puede solicitar una hipoteca sobre una vivienda ya pagada; si estás en el paro puedes solicitar la capitalización del desempleo. Algunos organismos públicos ayudan con “algo” a las nuevas iniciativas empresariales en tiempos como estos en los que se necesitan sobre todo emprendedores. Pueden no ser ayudas a fondo perdido, pero todo sirve para sumar.
Nunca, repito, nunca, acudas a entidades de crédito fácil. Son usureras, sus intereses son asquerosos, sus métodos de cobro si no puedes hacer frente, son casi delictivos en algunos casos. Antes de caer en manos de estas entidades de usura, desiste de tu proyecto; en un mal consejo el desistir, pero inevitable en estos casos.