Hay excesivo ruido, tremendo ruido que no nos conduce a nada bueno. Pero lo sabemos y seguimos insistiendo. Bien, es una decisión de cada uno de nosotros. Sigamos haciendo ruido, mucho ruido, pro luego no nos quejemos si el final de las historias no nos gustan.
Todos somos responsables de los ruidos excesivos, de los silencios cómplices, y de nuestras torpezas.