¿Cuándo fue la última vez que te asustaste de verdad, y visto luego, con el paso del tiempo, que no era para tanto? No es tan importante la pregunta como la respuesta.
Asustarnos es inevitable, no siempre podemos controlar nuestras sensaciones y reacciones. Depende del momento, del ambiente, a veces de pequeños detalles.
Pero conocer nuestra reacción nos puede servir para aprender de ella y modificarla. Asustarse no es lo mejor ante un problema, pero muchas veces es la reacción rápida e instintiva.
Asustarse no sirve bien para defenderse.
Por eso si conocer los motivos, los tipos de reacciones que hemos sufrido, podremos aprender un poco a comportarnos de otra manera si vuelve la misma situación.
Muchas veces la reacción del susto es excesiva y no sirve para resolver los problemas. La calma, la templanza, suele funcionar mejor, es mas efectiva para encontrar posibles soluciones.