A la hora de realizar mi primer intento de modelo teórico económico, he tenido que empapuzarme un poco de la heterogeneidad empresarial existente. Esto es, las diferencias a nivel económico entre las diversas empresas según su distinto tamaño.
Desde luego, de todos es conocido que las pequeñas y medianas empresas ocupan casi la totalidad del espectro empresarial. De hecho, una gran mayoría —en algunos países más del 95%—, son empresas de menos de 10 trabajadores.
En este gráfico podemos ver la proporción de distintos tamaños de empresas.
Grecia es la que más empresas pequeñas tiene, Japón, la que ostenta un mayor número de empresas grandes. A partir de Alemania, más del 80% de empresas tienen menos de 10 trabajadores (En España estaríamos en torno al 92%), y si hablamos del empresas con más de 250 trabajadores, queda como un porcentaje muy marginal.
Sin embargo, aun siendo pocas, las empresas grandes son tan grandes que pueden llegar a ostentar el 50% de los trabajadores, como es el caso de la república Eslovaca. España tiene un 22% de empleados en empresas de más de 250 trabajadores y poco menos del 40% en empresas de menos de 10.
En cuanto al valor añadido (producción), estas diferencias son aun mayores. Las empresas grandes no solo tienen más trabajadores (por definición), sino que son, además, más productivas. Esto hace que copen una mayor proporción de la cuota de mercado.
Brasil tiene el record, con más de un 74,6% del producto hecho por grandes empresas (siendo en torno al 2% del total de empresas). En España producen el 32%.
A pesar de estas claras diferencias, las pequeñas empresas siguen produciendo el 68%. Estonia es el país con una menor producción por parte de las empresas grandes, que solo realizan el 20% del total.
Una muestra del diverso espectro empresarial del mundo occidental.
Fuente en nuestro blog Caótica Economía