Pocas personas que se dedican a gestionar RRHH han asumido que gran parte de las recompensas que sirven para motivar, tienen un coste bajo o incuso nulo para la organización, pero en cambio si se hacen bien, pueden reportar grandes beneficios al equipo y a la productividad. Que estemos en tiempos de malas economías no nos impide seguir intentando motivas con más eficacia y valorar el trabajo de todos. Precisamente ahora es cuanod más necesitamos que todos estemos contentos con las organización.
Una palmadita de reconocimiento es gratuita y supone si se hace con sinceridad, un aliciente inmenso para todas las personas. Deseamos siempre y todos, que nuestra labor sea reconocida y apoyada, valorada y entendida. Por eso algo tan sencillo y muy poco utilizado como una ligera alabanza, un siempre reconocimiento verbal, ayuda a sentirse útil y reconocido.
Una carta de reconocimiento, una tarjeta firmada acompañada de una flor o de un libro o de un pequeño presente sirve para poner en valor el trabajo bien hecho y para que quien lo recibe lo pueda comentar en su hogar, entre sus amigos, sea observado por sus compañeros.
Reúnase con sus colaboradores, hábleles con informalidad del trabajo, de sus preocupaciones, de sus problemas. Ofrezca su ayuda para “todas” sus dudas y comuníquese más con todos ellos.
Premie con tiempo libre si esto es posible. Nada se valora más que poder disponer de un tiempo libre cuando se necesita. Regale tiempo que puedan acumular, deles libertad (relativa) para que lo puedan utilizar.
Recompense por equipos si no quiere ampliar rivalidades, si desea valorar más el trabajo de secciones o equipos. Informe a todos, del valor de un equipo determinado, incluidos a sus superiores. Que sepan que usted ha gestionado hacia arriba, la particularidades de un trabajo en concreto.