Muchas veces las empresas no saben elegir bien a sus directivos, a sus gestores, y las consecuencias son siempre malas cuando vienen crisis y problemas. El perfil del ejecutivo ha sido durante muchos años el de un gerente empresarial al que se le intentaba enseñar las particularidades del tipo de empresa en la que entraba a desarrollar su gestión. No era necesario que fuera técnico, que conociera el sector al que entraba a trabajar, que fuera un comercial del producto terminada, que supiera vender, que entendiera de RRHH. Con tal de que tuviera una buena experiencia como gestor en otras empresas, servía para valorar por encima de todo esta capacidad.
Pero la realidad aconseja otros perfiles. Es muy interesante que el gerente de una empresa, sea esta del tipo que sea, conozca bien el sector, el oficio sobre el que va a intentar gestionar y obtener buenos resultados, y que además sea conocedor de las relaciones laborales aunque no tenga que ser él quien dirija estos departamentos. Para ordenar hay que conocer.
Si somos capaces de contratar o ascender a un buen técnico con suficientes conocimientos en gestión económica y empresarial, estaremos cerca de la excelencia, pues sabrá gestionar desde la particularidad que ofrece un sector determinado, conociendo sus singularidades.
Un ejecutivo sin experiencia técnica no sabrá valorar de igual manera una nueva idea, un nuevo producto o proyecto, un nuevo camino para ampliar servicios. No estoy haciendo de menos a los gerentes puros, sino valorando la posibilidad primer de que estos sepan adoptar conocimientos técnicos y de que estos sean valorados como importantes a la hora de la contratación. Es muy normal en los estudios universitarios, ampliar conocimientos sumando doctorados o máster de diversa calidad, pero menos veces de las deseadas, en España se suman a los doctorados teóricos, master técnicos que amplíen los conocimientos de manera trasversal.