La única manera segura de tener algo, la más sencilla de conseguir lo que deseas, es pedirlo o trabajar por ello, edificando las intenciones y posibilidades reales y sobre todo saber a quien debes solicitar lo que deseas, organizando bien tus ideas y aprendiendo a solicitar lo que necesitas y deseas. Los deseos no son suficientes por sí solos, hay que merecer algo y para ello hay que crecer en tus propias posibilidades y cultivar tu formación necesaria y tus ganas de trabajar por ello.
Quejarse, esperar a que te lo den por que pienses que mereces, pensar que en algún momento caerá del cielo, esperar a que llegue tu hora, saber que en algún momento lo podrás tener simplemente esperando, son errores en los que no debes caer.
No confíes en la suerte, confía en tus trabajos, en tus buenas decisiones. Aprende a saber pedir sin lástima pero con posibilidades, dirigiéndote a quien corresponda con respeto y enseñando tus posibilidades, asumiendo que además vas a mejorar en busca de la pequeña excelencia. No es necesario ser un gran excelente, simplemente con intentar ser un poco más excelso, intentarlo, construir sensaciones y formarte en su búsqueda es más que suficiente muchas veces.
No se trata de romper normas, de pelear con malas artes, de poner zancadillas o de presionar. A veces algunas de estas fórmulas pueden ayudar pero otras veces estropean las posibilidades. Pero si deseas algo, pídelo con firmeza. Aprende a saber a quien y acude con calma pero con sinceridad y destreza a pedirlo. Cuanto más cerca esté del poder a quien te dirijas, contra más complicado te parezca tener que dirigirte hasta ese puesto, más posibilidades tienes de que la respuesta sea positiva. No temas de la importancia de a quien te dirijas si lo haces empleando los cauces ya marcados y el respeto que está indicado según el sistema. Pero una vez que has llegado, debes demostrar que estás convencido, de que crees en ti, de que eres capaz de lograr lo que pides pues tienes “tu” razón.
Te puedes incluso sorprender de lo fácil que es conseguirlo, de las buenas disposiciones de las personas a las que consideraba inaccesibles, de lo sencillo que es lograr ayuda si se sabe pedir y se ha elegido bien la persona a la que hay que acudir.
Lo peor que te puede suceder, cuando algo lo deseas con fuerza y no lo tienes, es quedarte como antes, sin haberlo alcanzado. Es decir, a lo sumo, quedarás empatada, pues nada tienes y nada tenías. Pero es mucho más sencillo conseguir lo que pretendes si sabes pedirlo que si insistes en pillarlo al vuelo o en esperar a que caiga por la lógica del tiempo. Muchos no te lo dan, simplemente por que no saben que lo necesitas, lo están anhelando.