Van a ser 100.000 millones de euros. Lo que viene siendo más o menos el 10% del PIB en España cada año. Sin conocer los detalles al extremo, ni las condiciones (¿inexistentes?), ni el impacto en los mercados, elementos que iremos conociendo en las próximas horas junto a la información y opinión de la blogosfera, uno no puede más que pensar en lo patético que resulta todo esto.
Patético por la actuación de un gobierno que nos trata a todos de gilipollas. Quizás eso sea lo peor. Ayer por la tarde ya toda España sabía que sería “rescatada”. Ya no era un pensamiento, una opción, una opinión… estaba claro. Filtraciones, llamadas, internet hace que toda la información llegue a los interesados antes incluso que a algunos miembros del gobierno. Ya no tiene sentido mentir a una población como si esta no tuviera una información que, (sintiéndolo mucho, señores del gobierno), ya tiene.
Patético por no tener un presidente de gobierno. No, no lo tenemos. Un señor que solo ha salido una vez al público y fue para decir que todo el sistema financiero estaba bien y soltar tres u cuatro mentiras más que en directo podían irse desgranando. Un señor escondido bajo las faldas de su segunda y el trio la-la-la que lleva nuestra economía.
El “rescate”, una noticia estupenda según Guindos, que no lo habíamos pedido antes porque no se nos había ocurrido. Una inyección de dinero al sector privado que, no queda otra, saldrá de las obligaciones de un sector público que va a tener que reestructurarse más, a costa, obviamente, de sus contribuyentes.
Me van a tener que explicar como coño van a hacerlo para que aumente la deuda sin que aumente el déficit (que, por definición, es el aumento de la deuda en un año). Me van a tener que explicar qué significa “sin condiciones”. Me van a tener que explicar muchas cosas, la verdad.
¿Podremos seguir diciendo que España no es Grecia? Menudo palo si encima nos quitan ese estúpido eslogan.