Era inevitable y lógico que tras la crisis viniera el clásico problema en las empresas que se han portado mal en este período; el de empezar a perder los valores de talento personal que había dentro de sus organizaciones. Ver cómo se tratan los RRHH de una empresa en periodos de crisis, aunque no te toque personalmente el despido, supone en qué medida se valora a las personas. Y cuando veas las barbas pelar, cuídate.
Así que algunas empresas están intentando ahora poner remedio a sus malas prácticas, intentando no perder el talento que tienen.
La formación interna es fundamental en las empresa, aunque algunos “jefes viejos” se quejan de que tras formar a los buenos colaboradores, estos se marchan. Todos los responsable de RRHH decimos lo mismo: “Lo peor no es que se marchen, lo realmente catastrófico es no formar y que se te queden dentro”.
Todas las empresas tienen en su organización trabajadores que son fundamentales. Nunca lo quieren reconocer, pero sin ellos se dejan de meter goles. Y si se pierden, además de muy caro, surge un problema a veces incluso de futuro. Se pierden estos colaboradores importantes, pero se van a otro sitio. El daño es doble.
No siempre son Jefes de Sección, a veces son líderes de grupo, excelentes en un trabajo determinado, poseedores de un carisma especial, poseedores de una especialización minoritaria, gente con un acceso a los clientes o a los proveedores muy determinante, etc.
¿Cuánto de bien están pagadas estas personas?
¿Quien ha nombrado aquí el sueldo?
Una empresa no es SÓLO un lugar para trabajar y cobrar un sueldo. Es mucho más, es un lugar de vida, ese sitio donde estamos muchas horas al año. Más de las que marca el convenio, pues hay que sumar las que se está con el pensamiento o la formación.
Los contratos basura, los sueldos que tienen el mismo olor que las condiciones de trabajo, son el mejor caldo para crear virus que afecta a la empresa. Cada empresario o gestor puede acertar o equivocarse como le venga en gana, es su negocio. Pero como poco debe conocer sus riesgos. Y el resto de trabajadores conocer el riesgo que corre la empresa en la que trabajan.
Si una empresa tiene mal carácter, mal clima laboral, no sirve de nada querer modificarlo tarde y mal según cambian las condiciones económicas del momento, según se ven las orejas al lobo o se pierden clientes. Un trabajador de la empresa es un cliente interno, y huye de los engaños y de las mentiras con sonrisa falsa.
Si quieres crear un buen clima laboral tras una desastrosa gestión…, empieza por despedir por todo lo alto a quien lo haya creado antes. Un despido con alevosía y publicidad. Y si el despedido tienes que ser tú…, pues lo tienen jodido. Empieza de nuevo con un equipo distinto. No hay otra.
Las empresas nunca deben ser cementerios de elefantes, y eso se corrige poco a poco con cambios tácticos y organizados. Pero si se convierten en un lugar de paso, estamos cavando una tumba para la empresa. La movilidad laboral es buena si es en su justa medida. Cada sector tiene la suya, cada empresa también. Pero que la movilidad es el descontento constante. La baja motivación, la apatía, el que se vayan siempre los mejores y se queden siempre los peores.