6.4.22

Humanizar la Sanidad como servicio público fundamental

Cuando se habla de Humanizar la Sanidad no se entra en la duda de si actualmente no está humanizada la sanidad, sino en la aceptación de que todavía hay que humanizar más la sanidad, pues la relación entre el usuario de esa sanidad y el profesional que le atiende, casi siempre se produce en momentos muy importantes para el paciente.

La sanidad como bien público, goza del apoyo de la sociedad, y sobre todo del trabajo decidido de todas las asociaciones que forman el tejido social de la comunidad, que logran una vertebración de este servicio público, para que no pierda calidad. 

Y en este punto hay que recordar el papel de la farmacia, y de innumerables profesionales que lideran el servicio por encima de las exigencias, para compensar las que a veces se producen entre otros profesionales que limitan sus funciones.

Hay que admitir que en estos últimos dos años la Sanidad en España ha hecho muy poco o nada por humanizar la relación, el servicio, la calidad asistencial. La pandemia se ha llevado ideas, proyectos, necesidades de profundizar en innovaciones a veces blandas.

En tiempos de crisis pandémica, se ha optamos más por la defensa del problema que no siempre se entendía, perdiendo en muchos casos calidad en el trato, en el acceso, aumentando la distancia social, restando cercanía de trato con el paciente, que tenía que aumentar su "paciencia".

La sanidad como otros muchos servicios públicos, se forma con personas que trabajan con y para otras personas, y en esa relación de servicio se mezclan múltiples sensaciones, sentimientos, empatías, y todas ellas necesitan la cercanía de trato o no se pueden producir correctamente.

La dignidad en el trato, sobre todo en momentos importantes en la vida de las personas, es un valor imprescindible incluso para crear salud. 

Y si hablamos del final de la vida, esa dignidad y humanidad en el trato es imprescindible, entrando sin duda lo que llamamos "Competencias y Habilidades Blandas" para humanizar al máximo la relación en el tiempo con el paciente, pero también con su familia.

Las Habilidades Blandas se basan en tener empatía, lograr una buena comunicación, trabajar en equipo incluso con el enfermo y su familia, fundamentar el trabajo dentro de una ética soportable para el profesional, saber manejar los periodos de estrés y de ansiedad, tener actitudes positivas, saber adaptarse a cada momento y situación, conocer el manejo de los tiempos vitales, tener inteligencia emocional y transmitir confianza.

La duda que nos puede surgir a todos es.: ¿Todo esto se enseña correctamente en las Universidades?

Julio Puente - Consejo de Salud de Aragón