No pasa nada por no poder con todo, puede ser excesivo, puede que se necesite más tiempo del que le estamos metiendo, puede que nos hayamos sobrevalorado.
Todo lo que hacemos necesita un tiempo y un esfuerzo, y a veces pensamos que es menor al que realmente es necesario.
Pero eso no sirve para rendirnos sino para revaluar lo establecido, para replantearnos metas y fechas. No pasa nada por rectificar lo proyectado. Lo peor es abandonarlo.